Ningún corazón me pertenece/ Nobody’s Heart Belongs To Me.

El mar interior/ The sea inside

   f104f60a89a511e299a722000a9d0ee0_7Nadie me escribe poemas. Ni en la noche estrellada me muestra el camino de sus caricias.

   Nadie me susurra al oído pequeñeces sin importancia. Y nadie se ríe conmigo ni de mí.

   Ningún amor parece contenerme esta noche. Ni una nota escapada, ni un gemido oído ni un dedo curioso por mi espalda.

   Ningún corazón me pertenece esta noche. Ni una mano que me llene de suspiros ni una boca preciosa que musite mi nombre.

   Nadie me ama esta noche. Ni ayer ni mañana. Nadie me quiere a su lado, nadie desea un amor callado que abrace, ni un pañuelo que, atado al cuello, simule millones de besos apasionados.

   Nadie me dedica una canción. Ni una nota secreta.

   Nadie me abraza esta noche. A nadie le pertenezco, a nadie le importo.

   La luna repleta no tiene otro nombre: ni el mío ni el de nadie más. Esta noche. Ni nunca.

   Ningún corazón me pertenece esta noche. Ni el mío, desde que te vi.

Como un tonto por ti/ Just the Fools Rush In.

Música/ Music

Sabía que sería inadecuado. Lo sabía. Era fácil, sí. Era fácil saberlo. Casi tan sencillo como enamorarse de ti… ¿Y quién no podría? Esos ojos de miel y desierto, esa voz de caverna y terciopelo; ese pelo osucro, ese pecho enorme y esa sonrisa…

Oímos y desoímos a nuestra mente, que nos dice una cosa o la otra, que nos corta las alas, que nos baja a la tierra. Y sin embargo, cuando sentimos ese batir de tambores en el corazón, cuando de un pensamiento simple se teje las cortinas de una vida; cuando de un recuerdo que emerge como escondido, de luz baña la entera vida, y de la ensoñación se despierta con ganas de seguir durmiendo… ¿Qué le vamos a hacer? ¿Quién puede luchar contra ese sentimiento que es una locura, un vendaval que nos empapa y arrastra?

Sólo un tonto podría enamorarse de ti. Porque sólo un tonto puede entrar en tu vida de hielo, en tu corazón de acero, y hacerlo de frente, sin miedo a salir dañado, sin amparo y sin medidas. Por más que los ángeles de la cordura nos aconsejen, mi corazón pudo con todo, y esa idea de ti, ese sueño de ti, se impuso a todo lo demás, y mi respiración inhalaba el aire escapado de ti, intoxicándome, y mis ojos sólo veían el fulgor de los tuyos y no el peligro de su inabarcable fondo; las llamas de tu corazón insensibilizaron mi piel, y no sentí el calor abrasante de su cercanía; y todo me llevó hacia ti con esa inmensa facilidad de las causas perdidas… Como un tonto entré en tu vida para nunca más huir de ti.

No es sano, no está bien…. ¿Pero quién se lo dice  a un corazón enamorado? Sólo aquellos que nunca lo han sentido, que no saben de la locura que todo lo envuelve, ni de la sed enfermiza que nada sacia ni del dolor que una ausencia, por más nimia que sea, puede llevar escondida en el fondo del alma…

Y aquí estoy yo. Sin sentido viéndote partir después de haber destrozado mi corazón entre tus manos; después de que tus ojos dejasen de iluminar mi vida, si mi vida valiese algo en tu compañía; y sin ninguna oportunidad de seguirte y conquistarte de nuevo…

Sólo los tontos se enamoran así de ti. Y yo no conozco otra manera de acercame al amor ni a ti. Y, aunque te has ido con tu corazón de acero apenas mordido por mi boca ansiosa, de algo estoy muy seguro, y es que nadie jamás te amará con una entrega escandalosa, ni seguirá tus pasos con una fidelidad de cuento, ni sabrá escucharte con silencios negros, ni te amará con la entrega alocada de un cachorro o de un loco… Porque sólo los tontos se enamoran sin sentido del tiempo, sin cadencia ni dolor… Hasta que se dan cuenta de su error.

Eres un error. Siempre lo has sido. Mi cabeza lo sabía cuando nos conocimos. Pero eso no me importa ya. A pesar de todo, desde que nos conocimos mi vida despertó a esa sagrada locura, y aunque como un tonto caí en tu embrujo, mi locura me enseñó lo profundo y lo desinteresado que el amor puede llegar a ser. Aunque fueses tú quien le diera vida; aunque fueses tú quien menos lo valoró un día.