Allá afuera (estás tú)

El día a día/ The days we're living, Lo que he visto/ What I've seen, Los días idos/ The days gone, Música/ Music

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De la película Fievel y el nuevo mundo (1986) una de las baladas más hermosas que se hayan compuesto para el cine de animación (sin ser de Alan Menken & Howard Ashman): Somewhere Out There.

   Dos hermanos que se extrañan y se buscan en las intricadas aguas de la emigración y la separación fortuita. Las aventuras de Fievel, buscando a su familia, resumían el duro trance que la ruptura de la conocido y la sorpresa de lo nuevo ha sembrado en cada una de las personas que, por una razón u otra, han tenido que dejar su lugar de origen.

Alguien que vele por mí/ Someone to watch over me.

Arte/ Art, El mar interior/ The sea inside, Música/ Music

Someone To Watch Over Me. Linda Ronstatd & The Nelson Ridlle Orchestra.

   No tiene que ser muy guapo. Tampoco muy bajo ni demasiado alto.

   Ni my delgado ni muy gordito. Así, normal.

Puede tener los ojos claros y ser miope; puede no ser muy rico; puede ser simpático y callado. O hablador y parrandero.

En la noche quizá ronque un poquito (todos lo hacemos). Y puede que vaya girando imperceptiblemente hasta el borde de la cama. Puede lanzar sus brazos a buscarme o puede darme la espalda y tocar el universo con nuestros cuerpos.

Por el día quizá esté muy ocupado y hasta sea un tanto despistado; puede que se le quede algo siempre, o las gafas o la cámara o un jersey.

Pero llamará para saber dónde estoy. Pero se acercará al oído para susurrarme un hola, un cómo estás.

Y en las reuniones tediosas, sin decir palabra, alzará la mirada y sabrá decirme que nos marchemos de allí.

Y me abrazará mientras vamos uno junto al otro, en silencio, hasta casa. Y le hablaré de lo que no le he dicho nunca a nadie y sabrá cómo entenderme, o al menos fingirá que me entiende: todo lo que el amor hace por aquel que queremos.

Y llevará la billetera que le regaló su prima la estrambótica; y cocinaremos platos de casa, que para exotismos ya está la calle llena de restaurantes. Y vendrán nuestros amigos, nuevos y viejos, a echarse al sofá, a ver televisión, a charlar sin sentido sobre todo lo que ocurre en el mundo; a pontificar sobre política; a ahondar sobre el amor, el desengaño, el milagro de la vida y la marcha de la vida; sobre el trabajo y sobre el placer. Y se sentará cerca y me tomará de la mano apenas sin tocarme; y hasta le sonreirá a mi tío el pesado. Y preguntará con interés por mis padres y yo por los suyos; y los llevaremos al médico; y sus sobrinos vendrán en Navidad a buscar sus regalos; y en verano, en la playa, jugaremos a los castillos, a las batallas, a recordar cuando fuimos gimnastas o algo parecido, y queríamos ser astronautas o camioneros, o vedettes de revista o médicos o ingenieros.

Puede que no sepa contar un chiste. Pero de su boca todo lo que salga me hechizará porque me importará lo que le pase por la vida, por la cabeza y por el corazón.

Puede que, de mañana temprano, no diga gran cosa; no importa, no quiero discursos a horas tan extrañas.

No tiene que ser un manitas; yo tampoco lo soy. Pagaremos para montar una lámpara y vendrá el instalador del internet unas cien veces porque no sabremos darle al botón de encendido, o extraviaremos la clave de la red inalámbrica; o durante una maratón de películas nos perderemos las mejores escenas por querer imitarlas (mal) en la vida real.

Y será brillante y será un planeta habitado y será todo lo que necesite que sea; estable, concienzudo, irritante, amable, imperfecto, surrealista, sociable, hasta callista si hace falta, y encantador.

Ya veis que no pido poca cosa. Y sin embargo sé que no es mucho: alguien a quien querer; alguien al que cuidar y que acariciar. Alguien que sepa porqué está en el mundo y yo a su lado.

Alguien que vele por mí sin darse cuenta. Y que me quiera con todo su cariño, tal como yo le querré.

En algún lugar allá afuera/ Somewhere Out There.

El mar interior/ The sea inside, Música/ Music

Llevarte en el corazón día a día no se me ha hecho una tarea pesada. Antes bien, todo lo contrario.

Recordarte, con tu sonrisa de ala, ese cabello castaño, esos ojos verdosos, esa nariz prominente, sólo me llena de gozo, de un gozo con poso de melancolía.

Sé que no te gustaría verme así. Tú reías y callabas, y hablabas con esa voz dulce y de timbre alto, tan extraña en alguien tan corpulento, como si toda la energía se hubiese ido al resto del cuerpo y dejase aquella voz al cielo. Tú abarcabas la vida en cada abrazo y así la regalabas, todo generosidad. Y nadie estaba triste a tu lado.

Por eso yo lo estoy. Porque ya no estás aquí.

Y las estrellas allá afuera, en esta noche clara en la que la pálida luna apenas entra por la ventana, brillan titilantes callando respuestas a preguntas que nunca me cansa repetir. Cada noche, a cada hora en la que tu recuerdo me fecunda, intento unir mi corazón al tuyo; cada noche, cuando veo las estrellas, intento que me dibujen un puente hasta ti. Porque, estés donde estés, tu destino brilla en ellas, y yo en ti.

En algún lugar allá afuera sé que te encontraré. Más allá de la melancolía de tu recuerdo, del roce de tus manos sobre mi espalda, del cándido beso de la mañana, del viento apoderándose de nosotros cuando cabalgábamos, estamos tú y yo juntos en mi imaginación, y no hay destino ni muerte que pueda contra eso.

Y sonrío, ya ves, reflejando mi rostro en la ventana. Y veo una expresión entristecida, unos ojos que la belleza nocturna hace parecer aún brillantes, porque tu recuerdo los inunda. Cuántas cosas quedaron inconclusas entre tú y yo…

Y sin embargo…

En algún lugar, allá afuera, sé que estás esperando por mí. Y que tu paciencia es infinita porque está pintada en la noche, porque está bordada de estrellas, ésas que tenderán el puente que consiga llevarme hasta ti.

Melancolía, noche, soledad, una oración, una lágrima, un suspiro, una estrella…

Dibujo una constelación que lleva tu nombre. Y tu sonrisa es un planeta y tu cuerpo toda una galaxia. Sí, llena de mí…

En algún lugar allá afuera, gracias al amor que siempre dura congelado en el corazón, escondido en una esquina de latido, perdido a la mirada pero abierto a los sentidos, encontraremos un modo diferente de vivir, una forma distinta de ser feliz, cuando esta canción de cuna termine, cuando esta espera finalice y sea por fin libre. Libre de volver a ti.

Llevarte en el corazón, con este recuerdo que vale tanto, no me cuesta nada. Hace un año ya… Y yo estoy aún aquí.

Errar/ To Be Wrong.

El día a día/ The days we're living, El mar interior/ The sea inside, Música/ Music

High Sierra. Dolly Parton, Linda Ronstadt and  EmmyLou Harris

A pesar de lo que me decía mi cabeza, verte y enamorarme de ti fue todo uno. No podía dejar de mirarte, el aire me faltaba si no estabas cerca y contaba los días en los que coincidiríamos, juntando esperanzas como quien junta un porvenir.

Y todo parecía un sueño, un sueño que vivía en mi corazón, que loco, acabó por engañar a mi mente y mi mente se unió a mi alma y entraste hasta donde nadie había entrado y una fantasía se hizo paso en mi vida, instalándose cómoda y feliz.

No puedo explicar toda la pasión que había en mí, toda la locura que encendiste en mi interior apagado, cubierto de lluvia, sediento de una locura que justificara la vida que llevaba.

Y fui feliz, muy feliz, mientras te tuve a mi lado, mientras la fantasía crecía a mi alrededor, envolviéndolo todo, incluso la verdad. Más que nada la verdad de tu nombre.

Tu nombre, Piernas de Alambre, que llevo aún escondido en algún lugar de mi ser, envuelto en el aroma de piel desnuda y limpia, de rizos cortados y sonrisa oscura, aliento de menta y juegos de escondite. Qué ciego fui con tu nombre, qué sordo con tu voz, qué inútil con mi propia vida.

Porque nunca he estado más equivocado que contigo, nunca mi mente procelosa más acertada y mi corazón más errado.

Y qué dolor, qué dolor que aún hoy dura, hoy más que nunca, cuando te necesito y no estás, y huyes y desapareces, y no quieres saber nada de mí, ni siquiera brindarme tu apoyo, mostrarme tu ayuda.

He estado en muchos sitios, he conocido a mucha gente, gente que hacía ruido, que se escondía y reaparecía, con su inconsistencia para el bien y su alta dedicación a sí mismos… Jamás pensé que tú fueras así, uno más, uno como cualquiera…

He sido maldecido y exaltado, he estado en prados yermos y en bellos jardines, y el amor que te tenía iluminaba esa belleza como una estrella, como un sol radiante… He estado equivocado muchas veces; he tenido razón otras tantas. Pero contigo mi corazón inició una cruzada, una cruzada que venció a la mente temerosa de ti, y se equivocó contigo como, profundamente, temía…¡Oh, miedo que no oí!

Y ahora estoy aquí, sin nada entre las manos, buscando salidas a calles tapiadas, y me acuerdo de tu nombre y del rumor de tu voz oscura; y esperando equivocarme, te busco desesperado porque desesperado me hallo y sólo encuentro una puerta cerrada, un silencio mortal y unos ojos que no brillan como antes y una boca que no sabe como antes y una indiferencia que hiende el acero más puro…

Y ahora estoy aquí, sin nada entre las manos, pidiéndote una ayuda que me niegas, que me niegas con indiferencia, y me doy cuenta de nuevo que no, nunca mi mente ha estado equivocada contigo. Pero mi corazón sí.

Y qué dolor.