Allá afuera (estás tú)

El día a día/ The days we're living, Lo que he visto/ What I've seen, Los días idos/ The days gone, Música/ Music

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De la película Fievel y el nuevo mundo (1986) una de las baladas más hermosas que se hayan compuesto para el cine de animación (sin ser de Alan Menken & Howard Ashman): Somewhere Out There.

   Dos hermanos que se extrañan y se buscan en las intricadas aguas de la emigración y la separación fortuita. Las aventuras de Fievel, buscando a su familia, resumían el duro trance que la ruptura de la conocido y la sorpresa de lo nuevo ha sembrado en cada una de las personas que, por una razón u otra, han tenido que dejar su lugar de origen.

En algún lugar allá afuera/ Somewhere Out There.

El mar interior/ The sea inside, Música/ Music

Llevarte en el corazón día a día no se me ha hecho una tarea pesada. Antes bien, todo lo contrario.

Recordarte, con tu sonrisa de ala, ese cabello castaño, esos ojos verdosos, esa nariz prominente, sólo me llena de gozo, de un gozo con poso de melancolía.

Sé que no te gustaría verme así. Tú reías y callabas, y hablabas con esa voz dulce y de timbre alto, tan extraña en alguien tan corpulento, como si toda la energía se hubiese ido al resto del cuerpo y dejase aquella voz al cielo. Tú abarcabas la vida en cada abrazo y así la regalabas, todo generosidad. Y nadie estaba triste a tu lado.

Por eso yo lo estoy. Porque ya no estás aquí.

Y las estrellas allá afuera, en esta noche clara en la que la pálida luna apenas entra por la ventana, brillan titilantes callando respuestas a preguntas que nunca me cansa repetir. Cada noche, a cada hora en la que tu recuerdo me fecunda, intento unir mi corazón al tuyo; cada noche, cuando veo las estrellas, intento que me dibujen un puente hasta ti. Porque, estés donde estés, tu destino brilla en ellas, y yo en ti.

En algún lugar allá afuera sé que te encontraré. Más allá de la melancolía de tu recuerdo, del roce de tus manos sobre mi espalda, del cándido beso de la mañana, del viento apoderándose de nosotros cuando cabalgábamos, estamos tú y yo juntos en mi imaginación, y no hay destino ni muerte que pueda contra eso.

Y sonrío, ya ves, reflejando mi rostro en la ventana. Y veo una expresión entristecida, unos ojos que la belleza nocturna hace parecer aún brillantes, porque tu recuerdo los inunda. Cuántas cosas quedaron inconclusas entre tú y yo…

Y sin embargo…

En algún lugar, allá afuera, sé que estás esperando por mí. Y que tu paciencia es infinita porque está pintada en la noche, porque está bordada de estrellas, ésas que tenderán el puente que consiga llevarme hasta ti.

Melancolía, noche, soledad, una oración, una lágrima, un suspiro, una estrella…

Dibujo una constelación que lleva tu nombre. Y tu sonrisa es un planeta y tu cuerpo toda una galaxia. Sí, llena de mí…

En algún lugar allá afuera, gracias al amor que siempre dura congelado en el corazón, escondido en una esquina de latido, perdido a la mirada pero abierto a los sentidos, encontraremos un modo diferente de vivir, una forma distinta de ser feliz, cuando esta canción de cuna termine, cuando esta espera finalice y sea por fin libre. Libre de volver a ti.

Llevarte en el corazón, con este recuerdo que vale tanto, no me cuesta nada. Hace un año ya… Y yo estoy aún aquí.