Me encontraba solo, dando vueltas por la habitación del hotel. No sabía qué me pasaba, pero en un agobio venido de no sé dónde, me largué a dar un paseo por el puerto. Y sin embargo, el ir y venir del agua, la brisa serena que llegaba del mar, parecían no calmarme, y me traían tu imagen una y otra vez, como la marea insomne.
He dormido poco estos días lejos de casa. Mucho trabajo, poco más bien; las distancias cada vez más frecuentes; el cambio de comidas, de costumbres; los malos hábitos; yo qué sé. No he vuelto a fumar, así que puedes quedarte tranquilo. Y sin embargo he estado perdido todos estos días; me he dormido en dos conferencias, y la verdad no me importó que se supiera (creo que nadie se enteró, pues no fui el único en dormitar allí); he comido con un ansia irregular, ganando todo lo que tu dieta me hizo perder, y no, no he frecuentado el gimnasio del hotel, lo siento.
Ya sé qué me vas a decir. Y puede que sea por eso por lo que te he llamado. Sólo tu voz consigue calmarme un poco; consigue centrar mi vida y aclararme los objetivos y mis necesidades. Porque eres una necesidad única, la única que me importa realmente. Y te he llamado esta noche, en medio de las estrellas y del mar, sin importarme si estarías dormido, o en casa , o solo, o acompañado.
Tu voz oscura y susurrante, hecha de terciopelo, es una caricia que me llega a través del teléfono, mira tú. Sólo oír tu respiración a través de la línea, sólo sentirte murmurar, vale la pena cualquier tontería, cualquier deshora y cualquier circunstancia que no nos envuelva a ti y a mí.
Quería decirte Hola. Solamente. Simplemente. Porque oírte es estar a tu lado, y tu lado es lo único que quiero en mi vida. Ni mi trabajo, ni los viajes que nunca se terminan, ni las distancias que nos separan, nada es importante si se compara contigo, lo único incomparable de mi vida.
Eres tú, sólo tú quien consigue serenarme. Y por eso te he llamado, entre el arrullo del mar en el puerto y el murmullo de la brisa que llega hasta mi piel desnuda. Y aunque era tarde y todo estaba oscuro, tu voz ilumina mi momento y lo hace presente y necesitaba sentirte cerca de mí, de casa, de mi amor.
Porque ya no lo puedo callar más. Sí, sé que es una locura, después de tanto tiempo, después de lo que ha ocurrido entre nosotros, los desencuentros y los hallazgos… Todo eso tiene cabida en el mundo, y en mi mundo, tú eres el resumen y la finalidad, y la vía última para ser yo por completo.
Así que te he llamado tan tarde, y te he despertado para decirte que te quiero con una locura tranquila, que te amo con una caricia que escapa a la distancia y llega hasta nuestra casa y te arropa en el sueño. Te he llamado tan tarde, despertándote, porque la angustia del silencio me estaba matando, y la falta de sueño me desconcertaba y tu ausencia me enloquecía…
Pero fue oírte decir Hola y no pude seguir. La brisa marina se levantó entonces más fuerte e hizo que mi piel se erizara lleno de ti. Y callé, y callé lo que quería decirte, porque la distancia se me hizo insalvable, y nuestra historia juntos, una muralla inaccesible… Y temí perderte como amigo, como dulce amigo para ganarte como amante, amante que ya somos cada ve que sueño contigo. Pero sólo es un sueño y nada más…
Así que fue oírte decirme Hola y todo se calmó. Mi excitación, mi insomnio, mi desesperación. Porque tu voz de oscura caverna y suavidad de terciopelo calmó mis locuras y serenó mis deseos y me devolvió a una realidad en la que tú y yo somos más que amigos y menos que amantes, pero que aún podrá ser, la próxima vez que nos veamos, la próxima vez que estemos juntos y pueda abrazarte con este cuerpo hambriento y brindarte mi sed con unos labios llenos de ti.
Y aunque pienso en ti todas las noches, yo aquí solo y tú en casa, y aunque mis caricias sólo tengan tu nombre… Has conseguido que mi cabeza gobierne de nuevo a mi corazón, y lo haga retroceder… Esta enfermedad que lleva tu nombre continúa latiendo en mi interior, y me siento feliz de que así sea, porque me hace seguir hacia adelante y mirar al futuro, un futuro en el que siempre vas a estar tú, aquí a mi lado, en cuerpo y en alma, mientras mi corazón lata por ti y tu voz, de seda y de caricia, consiga serenar mis demonios sólo con un Hola a través del teléfono, de las circunstancias, de la distancia y del amor.