Ahora que estamos juntos, dime que me amas.
Anda, anda, dilo suavecito, como en un susurro. Total, no nos oye nadie.
Dímelo al oído y después a los labios, unos con los otros en una caricia lenta y eterna.
Ahora que nadie nos ve, dime que me amas.
Anda, anda, dilo lentamente, para que pueda quedarse en mis oídos una eternidad.
Dímelo en la boca con tu lengua sabrosa y acaríciame el pelo, que se alborota al estar tú cerca.
Ahora que la tarde se llena de gente, dime que me amas.
Juega conmigo al juego del amor, y agarrados de la mano, salgamos al aire frío de la alameda.
Y juntos, muy juntos, caminemos callados, llenos del juego del amor, y vacíos de nadie más.
Porque estarás de acuerdo conmigo que tú y yo tenemos algo. Nos buscamos y nos sonreímos, y nos hablamos sin decirnos nada.
Hacemos el amor si palabras, sólo con la mirada. Delante de los demás; cuando estamos solos. Y seguimos aquí.
Anda, anda, dímelo al oído, sólo por divertirnos. Dime que me amas muy bajito cuando me abraces, y después haremos como si nada hubiese pasado.
Y caminaremos de la mano, juntos muy juntos, jugando este juego sólo por divertirnos. El juego del amor secreto que dura toda una tarde de invierno y que está lleno de escarcha.
Sólo por divertirnos.