Vogue
Grace: Memorias/ Grace: A Memoir.
Arte/ Art, El día a día/ The days we're living, Libros que he leído/ Books I have read Grace Coddington es el alma creativa de Vogue América. Su trabajo único, su elegancia, ese maravilloso gusto por hacer no sólo la mejor fotografía, si no, lo que es su fin, mostrarnos de la forma más atrevida posible y más poética, lo bello que tiene la Moda y lo que nos aporta de bastión, de proa.
Grace: A Memoir son sus memorias, su forma de ver la vida, los pequeños secretos que hacen de ella una mujer completa, y al mismo tiempo, un retrato de lo que ha sido la última mitad del S. XX y la primera casi cuarta parte de este siglo.
Se define como anticuada y no entiende los impulsos electrónicos de los nuevos tiempos. Pero es una cortina de humo: ella posee en su interior la verdadera base de lo que sabemos es la vida, y nos demuestra cada mes, cada vez, que las tendencias van y vienen, pero sólo lo básico, lo real, lo duradero es lo que al final perdura. Está más allá de toda tecnología, porque el Arte que posee es lo que la define y la hace eterna.
No es un libro de grandes definiciones; no necesita si quiera de un orden aparente. No busca retratarse culta, no necesita si quiera etiquetas que la definan de una manera u otra: nunca la han podido restringir en una categoría, ni como modelo ni como editora de moda. Siempre ha sido ella, Grace Coddington, y siempre será ella misma. Algo que no sólo el mundo de la Moda, si no del Arte, le agradecerá una y otra vez.
La Moda no es Arte, pero su trabajo sí lo es. Tiene un propósito: toda obra artística nace, en un principio, para algo determinado. Pero cuando es verdadero Arte, esos motivos se trascienden, pasan a un segundo plano, y se revela la universalidad, la belleza y, a fin de cuentas, llega a tocar el corazón de quien lo observa, haciéndose uno con el alma de quien lo disfruta. Un vestido no es Arte, tampoco un zapato, ni un complemento. Pero su conjunto, expuesto a través de su imaginación, hace que florezca y que perdure, como una fragancia única, a través del tiempo.
Y sus memorias lo son. Como ella.
El Número de Septiembre/ The September Issue.
Arte/ Art, El día a día/ The days we're livingDe la moda me gusta su lado artístico, de locura creadora, y lo efímero de sus propuestas, y de la época que marca con el paso del tiempo, en una eterna lucha más parecida a la entablada por los Olímpicos y los Titanes que a la etérea duración de una estación del año. Y hay muchos aspectos que no me emocionan, y otros que no me gustan. Todo esto dicho desde el punto de vista de un observador, y muy lejano; que emplea más un telescopio que una lupa.
El mundo cambia conforme nos acercamos a él. No podemos juzgar lo que no conocemos de cerca; y una vez conocido, no podemos juzgar el mundo en el que nos movemos sin hacerlo a nosotros mismos. «El Número de Septiembre» hace alusión a la publicación de septiembre de la revista Vogue americana, al parecer el número más importante del año y con el que se da comienzo a la verdadera temporada (¿pero esto tiene acaso un principio y un final?) Y nos acerca a ese mundo paralelo, moda, editorial, diseño, expresión artística, negocio y poder. La vida humana, entendida como la vivimos nosotros y vista desde muy afuera, es una lucha continua por el poder, el éxito y la inestable permanencia. En este documental-película hay mucho de todo esto y nos vende el proceso creativo del número más importante de una revista de moda como si fuese lo único, lo último, lo de mayor importancia a pesar de su efímera vida. Y de hecho, en el microcosmos de la moda, lo es. O debe serlo, a juzgar por el estrés, las desavenencias, la ira reprimida, el deseo de agradar y de ser aceptados y el miedo a ser juzgados erróneamente: lo dicho, una representación de todo lo que ocurre a escala mucho más humana, menos efímera pero de igual importancia, en cualquier tipo de vida laboral, o de vida vivida, que viene a ser lo mismo.
Lo curioso es que la cabeza de Medusa, el ser pensante, el poder tangible (y mucho que se le ve durante el metraje del documental) y totémico casi es Anna Wintour. Fría, discreta, ácida, serena hasta el punto de la ebullición, segura hasta la náusea y callada como una Esfinge. Todo el mundo busca su opinión, todo el mundo se gira a su paso. Y no hay diseñador que no quiera complacerla a Ella: representante, madonna de todos los gustos, de todas las tendencias. Lo que ella aprueba es lo que es y lo que aprobarán todos los juzgadores de moda, los seguidores de moda y, finalmente, la industria, los constructores de vestidos y accesorios, y los consumidores voraces, con poder adquisitivo o sin él.
Pero la sorpresa de este documental, y su fuerza, es que nos muestra exactamente cómo es el nacimiento de Vogue América; sus raíces, su base: y no es Anna Wintour. O no solamente ella. El éxito de Vogue tiene dos cabezas, dos responsables: el ojo capaz, certero y críptico de Wintour y la capacidad artística, el ojo sensible, el don puro, original y libre (y que proviene, y mucho, del dolor) de Grace Coddington. Y es aquí donde «El Número de Septiembre» brilla. En las esquivas miradas que ambas mujeres se lanzan; en los notables comentarios, no exentos de ironía, que ambas se dirigen, y, finalmente, la condescendencia, o el reconocimiento más bien, de la propia Wintour ante el talento de Coddington. Porque Vogue no sería arte sin una ni un éxito sin la otra. Porque todos conocíamos a Anna Wintour, pero el verdadero alma de Vogue es Grace Coddington, y gracias a este documental, parte del reconocimiento que la moda como arte le debe a esta mujer, queda patente. Y no es un hombre, no. Es una mujer con una sensibilidad, un estilo y un ojo artístico único. Y es necesario reconocerlo y disfrutarlo y alabarlo. Porque lo merece.
Es ése el secreto de «El Número de Septiembre». Y aunque es fascinante la guerra de poderes, el trasiego de personal, la lucha titánica de todos los egos; el fotógrafo estrella, los nuevos editores, el fariseo que intenta estar bien con todos con tal de salvar su propia parcela de poder; el miedo; la ansiedad de los diseñadores por ser queridos y admirados…, nada de eso difiere de nuestro propio día a día excepto el talento desbordante de sus dos protagonistas, y en especial de Grace Coddington, con su elegante don para la belleza, para apreciar lo que hay de Arte en la moda, para hacer de lo efímero algo connatural con los tiempos, y eterno.