Tu respiración y la mía.
La leña crepita en la chimenea. La lluvia golpea las ventanas.
El viento azota los árboles, que se inclinan a su paso.
Me acerco a ti.
Callado, mirando hacia ninguna parte. Con las manos tamborileando sobre la tableta.
Me sientes. Y sonríes.
Sin decirme nada, me coges de la mano.
Eso es lo que encontré en ti: compañía, sosiego, pasión, comprensión y silencio.
Amor.
Tú y yo. Y el resto queda afuera. Y el mundo en nuestro abrazo.