Pasta de dientes

El día a día/ The days we're living, Lo que he visto/ What I've seen, Los días idos/ The days gone

a T.B.

Hoy recibí la llamada de una buena amiga. Una enfermera excepcional y también una mujer única. Había tomado una decisión importante en su vida, y el primer paso para ese cambio era hoy. Definitivo, pues cerraba una etapa profesional con largos altibajos, a la que se había enfrentado con toda la fuerza y la determinación de un carácter único como pocos y enteramente creado para cuidar a los demás con el mayor de los afectos y efectividad posible.

Estaba emocionada, nerviosa, ansiosa y reluctante al mismo tiempo; esa mezcla de nerviosismo y deseo que toda nueva experiencia trae consigo. Ante ella se abre una novedosa etapa profesional y vital que la llena de ilusión, de proyectos, y de esa incertidumbre ante lo desconocido, un vértigo que llena de chispitas el corazón y nos ataja las entrañas hasta sacarnos el aire.

Tenía mi apoyo desde el principio y quería transmitirme su ilusión y también su agradecimiento; si no fuera yo quien debe agradecerle mucho de lo bueno de mi propia vida. Que lo merece es una obviedad, pero es que lo merece. Nadie como ella ha luchado tanto desde la nada hasta obtener una profesión, una plaza fija y ahora una nueva etapa laboral. Nadie como ella merece una aventura que la haga feliz, a ratos; que la ilusione y la llene de cosquillas de novedad.

Es como abrir un tubo de pasta de dientes nuevo. Lo tenemos en la mano, lleno a rebosar, con ese tacto suave, repleto de posibilidades, sabedores de que al apretarlo saldrá una porción de dentífrico poderosa y abundante. Como estrenar unos zapatos nuevos que huelen a cuero y a manos artesanales. O como abrir un libro, llenando nuestra nariz de ese aroma de aventura recién iniciada.

La vida es esto. Un tubo de pasta de dientes sin estrenar. Reluciente, suave, lleno de sabor y de promesas, que nos ayudará a mejorar nuestra idea de nosotros mismos y por ende, nuestra propia identidad y de las que nos rodean.

La vida nos pasa a nosotros. No a los demás. Y ella ahora está saboreando el vértigo de un nuevo principio, la sagrada mezcla de miedo y alegría que nos recuerda que estamos vivos.

Ella lo merece, y será feliz. Con esa belleza que la ha caracterizado siempre y ese coqueteo sensual de sus caderas. Nadie como ella se ha ganado esta oportunidad de comenzar una nueva vida, llena de promesas y de experiencias por vivir. Y será feliz, porque a pesar de todo lo ocurrido, muy en el fondo, su corazón ya lo es. Y lo lleva reflejado en esa mirada hermosa y en esa boca que sonríe siempre entre lágrimas.

Río de luna/ Moon river.

Arte/ Art, El día a día/ The days we're living, Música/ Music

   Un río de luna llega hasta nosotros.

   Echados ambos en el sofá, a través del cristal de la noche en calma, sus rayos platean nuestra piel, que nada sabrosa entre nuestro abrazo.

   Hemos sido amigos antes que amantes. Y como amigos nos besamos y como amantes nos acariciamos bajo la luz lunar.

   Tus dedos y los míos jugando al escondite. Tu sonrisa y la mía, tras besos pequeños  buscados en los cuellos, en los labios. Nuestra respiración rítmica, nuestro pensar profundo.

   Juntos bajo el río de la luna pienso en todo lo que nos ha llevado hasta aquí. Y en todo lo que puede suceder.

   En nuestra primera noche juntos, la luna nos bautiza, y remoja nuestro encuentro con un río plateado que se cuela por la ventana sin cortinas, y nos encuentra a ambos con los ojos abiertos.

   Qué vértigo que nada tiene que ver con el amor, aunque del amor sea fruto. Juntos a partir de hoy; juntos de día y de tarde, de noche de reencuentro y de mañana inolvidable, compartiendo desayunos y gastos, y ciertas preocupaciones y ciertas riñas. Sin más adonde huir que a nuestra única habitación; sin más reencuentro que en nuestro lecho.

   Tú y yo hoy juntos. Y la luna es testigo de nuestras caricias, de nuestras esperanzas; y baña nuestro amor con su presencia de plata, fisgona, inquieta, pálida y fría.

   Me acurruco más entre tus brazos. Si no fuese por ti, cuán larga la noche y cuán solitaria. Pensarlo por un momento me aleja de ti y lo rechazo. Ya vendrán días de separaciones y de distancias; ya vendrán días en los que apenas sintiendo el peso del cuerpo en la cama nos daremos por satisfechos y nos amoldaremos a la cotidianidad de la felicidad. Pero hoy saberte lejos me da escalofríos y tiemblo sólo de pensarlo. Me acurruco entre tus brazos y tú, sorprendido, los abres y me apretas contra tu pecho todavía más.

   Un río de luna llega a nuestras pieles y dibuja sombras en nuestros rostros. E ilumina la sonrisa preciosa de tus labios y tus ojos de transparente cristal. Qué bello eres. Porque estás a mi lado, porque estamos juntos, porque transformamos una amistad de júbilo en un amor apasionado, y una pasión en un querer sólo apaciguado por el compromiso, embebido en la cotidianidad y que empieza hoy, bañado por el río de la luna, en la noche que corre, veloz, por la ventana.