Find Me: Búscame

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Finde Me es la continuación de la historia de Elio y Oliver nacida en Llámame por tu nombre (Call me by your name) ambas escritas por André Aciman y recientemente publicada.

En una entrevista hecha en España, André Aciman confesó su fijación por estos dos personajes, esa necesidad de seguir indagando en una historia que creció por sí misma y le conquistó. Digamos que ya se entreveía en Llámame por tu nombre, en la que se nota que se resistía en abandonar el universo potente creado por la unión de los dos personajes protagonistas.

No sé si Find Me es la secuela lógica de la primera novela. Quizá porque ni siquiera Llámame por tu nombre respondía al concepto de narrativa clásica, al ser una indagación continua en la psique de un personaje y en cómo reaccionaba y racionalizaba lo que le ocurría y lo que estallaba en su interior. Llámame por tu nombre representaba la descripción obsesiva de la mente que piensa ante un mundo que se descubre lleno de colores, sabores, olores y humores. Casi no existe nadie más que Elio; como buena narración en primera persona, todo lo que ve y quienes le rodean son un reflejo de sus pensamientos, cambiantes en ese río constante del día a día. De hecho no sabemos nada de Oliver salvo lo que Elio nos cuenta, y así como su forma de pensar y de expresarse cambia, así la imagen de Oliver muta de continuo sin dejar de perder ese aura de mito, ese suave fulgor de sueño inalcanzable.

Pero lo que decíamos de la reticencia del autor por abandonar esa historia mágica, en la parte final del libro, en el que hay cierto cambio en la narrativa y se acerca más a un canon tradicional, podemos entrever algo más. De ser un presente constante, la narración va hacia adelante, y se adentra en un batiburrillo de años no completamente descritos, para marcar dos hitos (o tres) que quedan más o menos en el aire pero que servirán en Find Me para intentar cerrar el círculo del amor entre dos seres que fluyen más allá de los géneros, el tiempo y la distancia.

La narración en Llámame por tu nombre pierde aquí su aparente homogeneidad, si alguna vez la tuvo. Y quizá sea en buena parte debido a la traducción; sin embargo, la linealidad no es una característica clara del estilo de André Aciman, mucho más preocupado en indagar sobre lo más profundo de sus personajes que de contarnos una historia al uso; o más bien, intenta, a través del retrato de sus personajes, rellenar la carencia de hilo conductor, con un retrato rendido y atrayente de esas personalidades únicas que son las protagonistas de esta historia de amor-río.

Dicho esto, Find Me no es una novela al uso (en esto, menos tramposa que Llámame por tu nombre); es más bien un ajuste de cuentas con unos personajes muy ricos, llenos de capas, repletos de fluidez y de atractivo, y que pugnan por alcanzar esa totalidad que en el primer libro pareció quedárseles atrás.

En aras de encajar la última parte de Llámame por tu nombre, las dos últimas partes de Find Me cierran el círculo incompleto del primer libro. De hecho, en pocas páginas en esencia brillantes, Oliver se desnuda y abre su corazón descubriendo un sentimiento de vivir incompleto por miedo o complacencia ajena y de tiempo perdido que es tan real que duele; y su decisión, tras años de huida hacia adelante, le da sentido y final a una historia que, como la vida misma, juega con la naturaleza humana y la retrata de forma justa y, por lo tanto, dolorosa y hermosa a la vez.

En Find Me hay tres voces, tres momentos distintos de tres vidas conexas pero separadas, y finalmente el hermanamiento, el darse cuenta, la entrega al corazón que todos admiramos y que sólo unos pocos pueden alcanzar, tras años de vacilaciones, relaciones equívocas y huidas hacia ninguna parte.

Find Me funciona porque queremos saber, necesitamos saber, si veinte años de desencuentros hacen mella en el amor absoluto que hubo nacido entre ellos, y porque necesitamos comprobar, porque queremos saber, que un amor así es posible y puede cruzar océanos de tiempo hasta consumarse.

Lo demás es ruido. Hermoso y sabio, pero innecesario.

Find Me: Búscame es una metáfora de la diversidad, del miedo al fracaso, de la búsqueda del amor, de las heridas y el dolor, de la incomprensión y la ironía de vivir. Pero finalmente, una historia de despertar, de aceptación y de redención y de entrega. Y de darse cuenta que nunca es tarde y que el tiempo es preciso y es justo para que el amor, y las personas, maduren y puedan ser disfrutados en plenitud y completa libertad.

André Aciman: emociones a flor de piel

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La prosa de André Aciman es pura emoción. Cada palabra empleada, cada verbo, cada intención lleva anudada un estrato intenso que tira del relato en forma de emociones. No hay párrafo o página que no sirva de trampolín al personaje para desarrollar frente a nosotros, con una inocencia enorme, toda su cartografía sentimental, la acción y la contradicción a la que lo llevan sus emociones, sus deseos y sus frustraciones.

Pero que esto no nos lleve a error: André Aciman lleva a sus personajes de la misma manera telúrica a todas las situaciones posibles donde el despliegue de sus sentimientos, atiborrados sus sentidos, nos muestra el relato como un fino bordado a contraluz. Su narración nos atrapa desde la primera línea haciéndonos uno con su personaje, enmarañándonos en su red sensorial e impidiéndonos ver el tono de relato, y aún más, la dirección del mismo, llenándonos de sorpresas como ocurre con la propia vida.

Llámame por tu nombre es el inicio y el pináculo de esta forma de hacer literatura. Nos agarra del cuello y del corazón y nos golpea, siguiendo el corazón adolescente que piensa sobre sí mismo y lo que le ocurre, en ese mapa de sentimientos encontrados, de miedos, iras y malentendidos, hasta alcanzar la felicidad máxima, la entrega única, la pérdida más universal. Todo en Llámame por tu nombre es una odisea del deseo, pero también una reflexión muy profunda sobre el amor amado y añorado y sobre los meandros de lo que pudo haber sido y no fue. Llámame por mi nombre es la historia de Elio y sus reflejos, empezando por Oliver y terminando por Vimini; historia de las emociones del amor pero también de la renuncia y del tiempo ido, y de la posibilidad que siempre late agazapada. Pura piel, puro corazón. En Llámame por tu nombre el relato es el retrato y el retrato, la plataforma en la que este escritor, empeñado en dibujar el alma humana con la tinta de sus emociones más profundas, alcanza un punto insospechado de comunión con el lector y sus personajes, con las decisiones y sus consecuencias, casi milagrosa. Es imposible abandonar su lectura sin querer saber más y más sobre Elio y Oliver, planeando durante semanas esa sensación en la boca y en el corazón.

En Variaciones Enigma el autor juega con las mismas cartas y consigue, con su mismo juego, envolvernos en una historia que se va desplegando lineal, como las cuentas de un rosario. Siempre es un personaje que sirve de relator y espejo; creemos saber todo de él, pero en realidad sólo lo que él mismo va descubriendo, y nos sentimos tan cerca suyo que llegamos a olvidar que el escritor es un cuco y que la historia nos reserva sorpresas y giros enigmáticos tal cual como ocurre con la propia vida. Y quizá como en Llámame por tu nombre, la primera parte es la que cuenta con más fuerza, pues es el descubrimiento del amor, del deseo (que vienen a ser casi lo mismo a fuerza de su pervivencia en la vida del personaje) marca las situaciones vitales que llevan a un hombre tan fluido entre los brazos de hombres y mujeres con los que pretende no ya sólo conocerse mejor, si no trascenderse. Nadie ha narrado quizá esa locura, esa pérdida de equilibrio, ese nublado de la razón que es el deseo despierto, el ansia hambrienta, finalmente el amor correspondido, aunque sea a medias, como André Aciman.

En André Aciman hay un océano de sensaciones que de tan profundas y magistralmente expuestas, consigue ocultarnos los derroteros de sus personajes, y como el Destino, lanzarnos a la cara la realidad con la que se tropiezan, yerran, se levantan y siguen adelante con sus emociones a flor de piel como mejor vestimenta y protección.