Bajo las estrellas/ Under the stars.

El mar interior/ The sea inside, Música/ Music

   – ¿Bailas conmigo?

   – ¿Aquí?

   El balcón está casi desierto. Apenas hay plantas, raquíticas y desnudas de flores. La luz está apagada y sólo nos ilumina el brillo de las estrellas y el sereno platear de la luna. El cielo como un manto nos envuelve y el sonido apenas audible de una banda que toca una canción de amor.

   A lo lejos, en un ático enorme, una fiesta se lleva a cabo. Preciosas velas entre los setos; una fuente con agua cristalina borbotea cándida; sillas de raso blanco y mesas vestidas con grandes lazos y flores en cascada hasta el suelo; viandas repletas, champaña encerrada en copas del más puro cristal; y el susurro de los pasos de baile y de las telas frondosas al rozarse unas con las otras.

   Nosotros no tenemos nada. En vaqueros, en camiseta y descalzos, alargo mi mano y le pido que baile conmigo.

   – ¿Aquí?

   Repite. Y yo le sonrío.

   – No conozco lugar mejor.

   Y accede remolón.

   Entre sus brazos me escondo. Siento su calor rozarme la mejilla. Su pecho enorme, sus manos delicadas tras mi espalda; el lento ronroneo de dos cuerpos al acariciarse y bailar. Uno y dos, dos y tres, los pasos entre las piernas y entre los brazos, y el hechizo del roce y la caricia, el aliento entre el pelo desordenado y una sombra de barba.

   Sonreímos.

   La terraza se llena de escarcha mientras la música suena y nosotros bailamos. La desnudez se viste de seda y el brillo del cielo desciende a nuestros pies. Cada paso de baile es un encuentro de nuestros cuerpos y es una sinfonía agradable y eterna. Cada sonrisa de su boca y de la mía nos envuelve en un ensueño único. Y el ruido de las copas al brindar y de los cubiertos en los platos llega hasta nosotros, y el aroma de las rosas abiertas y una gardenia en la solapa con su perfume de hierba y caricia. El brillo rubio de la champaña y la estatua de hielo que lentamente se transforma en agua líquida, como los besos.

   Y en el baile nos besamos lento, como si no tuviésemos prisa. Y el calor de su pecho me protege y sus brazos sin nudos me abrazan hasta el infinito. La luna plateada baña nuestro ensueño mientras la orquesta a nuestro lado deslía las notas de una canción de amor. Y estamos vestidos con  galas de ensueño y sonreímos con alegría y con una facilidad de agua libre.

   Al bailar entre sus brazos la noche obra su magia. Y nuestra terraza desnuda se llena de verdor y de velas encendidas. Y bajo las estrellas nuestro amor de pies descalzos se transforma en el mejor regalo posible.

   La música de la orquesta casi es un susurro, pero sólo oigo el vals de su respiración y la mía. Cae la escarcha sobre las velas que se van apagando una a una, pero sólo veo el brillo de su mirada en la mía. Cesan los pasos de baile y nuestros pies descalzos se encuentran unos junto a los otros perfectamente alineados y descansados. Todo ha sido un sueño, un ensueño nacido de bailar juntos, muy juntos, y de estar entre sus brazos.

   Bajo las estrellas no necesitamos más que nuestros corazones enamorados para tenerlo todo.

   Qué felicidad.

Claro de luna/ Claire De Lune.

Los días idos/ The days gone, Música/ Music

   Está amaneciendo. Un rayo de luna brota desde la ventana y baña nuestra cama. Está amaneciendo y la luna se cuela entre la tela de la cortina y me ha despertado.

   Qué bella la luna amanecida. Gigante, redonda, llena de plata blanca. Si me acerco a la ventana casi la toco. Me levanto y la observo. Acapara toda mi mirada. Gigante, flota en el espacio rodeada de un velo de niebla, que danza sigilosa sobre la tierra, transformando los límites sólidos en serenos contrastes, y el abrazo del día que nace en un arrullo lleno de escarcha.

   Hace frío pero no importa. Me levanto lleno de un claro de luna. Y parece mecerse entre las olas de niebla, y dibuja un surco argentino sobre las cosas, sobre las casas, sobre todo aquello que amo. Sobre ti. Que desnudo descansas ajeno a todo, incluso a la luz de la luna traviesa que se resiste a la llegada del alba para tatuarse en tu piel y reflejarse en la mía. La bella luna oronda, llena de cicatrices de una vida entera, pero dulce y sigilosa, callada y sola, suspendida en el cielo como el amor que te tengo, enganchado a tu pecho por los besos de mi corazón.

   En este claro de luna mis sueños se acrecientan dejándome sin sueño, pero regalándome tu cuerpo desnudo, dormido y abierto como un secreto al descubierto. Y cuánto te deseo. Dormido y despierto, con tu sonrisa de ángel caído y el ritmo de ese pecho escindido en dos y la sonrisa de arena en ese rostro de plata. Plata que baña tu boca y la mía en este claro de luna que me ha despertado.

   El amanecer sigue su curso. Y un velo de iris se levanta tras la sombra de la luna y envuelve como un manto mi corazón sereno. El mundo parece suspendido en este momento infinito, en el que la escarcha de la tierra se pega a los cristales de las ventanas, y el vaho de la respiración se condensa en diminutos cristales que sólo me hablan de ti. Y de mí. Y de lo que está por venir, pitonisos de otro mundo. Un mundo en el que estamos juntos tú y yo.

   Y yo ya no tengo sueño, porque tú eres todo lo que necesito. Tú y la luna de plata, y el río de seda de la niebla pausada y el baile lento de un amanecer de escarcha, y el sabor de una piel abierta como un libro y un cuerpo que late como un corazón: el tuyo por el mío, y el mío por el de los dos.

¿Bailamos?/ Shall We Dance?

Arte/ Art, El mar interior/ The sea inside, Música/ Music

 

¿Bailamos? El atardecer es lento y perezoso y la noche llega, cargada de estrellas encendidas para nosotros. Juntos, muy juntos, sintiendo la frescura del viento entre nuestros cuerpos que se unen y se separan, la tibieza de nuestras palmas, y la sonrisa velada por el jardín a oscuras y el aroma de las rosas en flor…

¿Bailamos? Para unirnos y deshacernos. ¿Bailamos? Un vals que dure la brevedad de la noche y la dulzura de este jardín escondido, muy escondido, bajo los puentes de París…

Tú y yo, juntos, muy juntos, fundidos en un beso eterno, al cobijo de los puentes de París.