Mirarnos en el espejo/ Looking in a Mirror.

El día a día/ The days we're living, El mar interior/ The sea inside

para AU.

Me gustaría decirte que vales más de lo que crees. El valor de una persona se mide en el coraje con el que se enfrenta a la vida, en el grado de sus miedos, en la fuerza de su corazón y en el dramatismo con el que tiñe su propia vida.

Verte y sentirte, tan grande y tan tierno, con esa mirada abierta y esa sonrisa de ángel caído es para soñar. Tu lucha, que luchas sin fatiga, a veces derrumba fortalezas y desgasta, pero nunca ensombrece el sueño final, la salida única. Es necesario caer muchas veces para aprender a valorar lo duro que es estar de pie y lo difícil que es encontrar un centro de gravedad que nos ate a la tierra de la que formamos parte. Pero no te equivoques: ese centro, ese corazón que late es el tuyo por tu propia fuerza y no el de nadie más. Tienes a tu lado un apoyo insuperable, pero está en ti decidir seguir adelante y transformar una vida que late furiosa en tu interior, por ti y por nadie más, pues eres especial, único, intransferible, dramático y tierno, pero brillante como una estrella y nebuloso como un planeta lejano por siempre presente.

Verte, saberte, conocerte, sentirte, abrazarte, besarte y reírte es como mirarme en un espejo. Tus miedos, tus dudas, tu errada visión de ti mismo me devuelve un reflejo en el que me identifico y una imagen en la que me apoyo. No he conocido a una persona tan valiente como tú, tan sí mismo en su desesperación a veces y en su pasión ciega, ni que tenga tantas posibilidades de aprehender el secreto de vivir y de desarrollar ese sueño que soñamos todos de estar vivos.

No importan los detalles que salen a nuestro encuentro, tener razón o perderla; soñar es lo importante, vencer los temores y saber que en nosotros mismos late un corazón de héroe, vive un fuego indomable que se inflama por el amor y que se basa en la fuerza íntima, la sonrisa eterna y el ansia de dar. Tu generosidad es un río indomable; tus miedos, simples recodos de un camino que terminarás por bordear con el acento correcto, los mapas adecuados.

Eres un hombre que ama, que es amado, que es comprendido y aceptado, y que descubre que nada es perfecto porque, en el fondo, quizá todo ya lo sea en realidad. Y eso es el primer paso para la aventura de vivir no sólo un amor hacia el Otro, sino el amor hacia nosotros mismos, aventura que nos aterra y nos paraliza, pero que nos garantiza el mayor de los tesoros, el único e intransferible: ser verdaderos dueños de un corazón que ama y la libertad, la verdadera libertad, de amar y ser amados.

Eres dueño de múltiples talentos, y del Tiempo, bello ángel del tiempo que todo lo puede. Y aunque no lo sepas o no lo creas posible, dentro de ti late ese corazón indomable, se halla esa fuerza de héroe y esa eterna duda que nos impulsa a llegar al final. Y ese final es el propio camino de cambio, de evolución, de despegue y de vida.

Te busco en el espejo de mi vida y me emociona ver cómo poco a poco despliegas tus alas de plata, bates el viento y te elevas buscando con inseguro paso ese hombre que, lo sabes bien, está dentro, dentro, muy dentro de ti, y que es aún algo pequeñito, pero que es tan tú como ese reflejo hermoso que te devuelve el espejo cada mañana y en el cual que me inspiro diariamente para seguir adelante.

Eres amado y eres juzgado y eres esperado y eres admirado y eres apreciado y eres criticado y eres mimado y soportado y eres miedoso y callado y hablador y caído y levantado y hombre y niño. Pero por sobre todas las cosas, eres un hombre que se alza al cielo, con vuelo rasante pero seguro, hacia la eternidad.

No tienes por qué sentir miedo porque lo eres todo; no tienes por qué encerrar al mundo en una caja de arena: es vasto como el océano, líquido y plástico, y lleno de tiempo y amor. Y eso es algo que siempre tendrás a raudales en esas manos firmes y en esa sonrisa de ángel. Oigo el batir de esas alas de plata…

Me miro en el espejo de tu vida y me lleno de fortaleza y de una incandescente valentía que no es de este mundo. Tú, en el fondo, no eres de este mundo…., porque eres un hombre, un hombre real.