He tenido la alegría de descubrir a Paco Seoane. La fortuna y la suerte, además. Hombre lleno de Arte, asimismo es una persona de gran corazón, que abre su alma a través de sus trazos y dibuja la realidad que lo rodea, es decir su alma, con un trazo lleno de divinidad, repleto de corazón.
Su Arte es muy realista. En una sociedad cansada quizá de un Abstraccionismo demasiado intrincado y centrado en sí mismo, demasiado incestuoso, los movimientos artísticos que intentan atrapar la belleza, la esencia y la propia realidad de las cosas se erigen como un canto a lo bello que nos rodea, a visualizar nuestro día a día a través del tamiz sensible de almas únicas que lo captan y lo reflejan. Más que una imitación de la realidad, intentan capturar las formas y traspasar las fronteras físicas de lo retratado y quien lo retrata, jugando con los sentidos y las sensaciones y los fenómenos telúricos que se fraguan dentro de cada uno de nosotros, arrojando, en forma de bosquejo y de dibujo, lo que escondemos, la intimidad más secreta y, por ende, la más bella.
Paco Seoane trabaja fundamentalmente a lápiz y a carboncillo. Maravilla de técnica, su trabajo escapa en sus momentos más brillantes (y son tantos) a la bidimensionalidad del papel, se hacen carne y lágrimas, viento y deseos, alegrías y tristezas, sensaciones y tactos. Jugando con la luz y con las sombras del grafito, de la carbonilla, logra arrancar, desde el espacio en blanco del papel, un universo único, muy propio, con el que nos identificamos y aceptamos, y en el que nos encontramos abiertos a flor de piel.
El talento de Paco Seoane se toca, se siente. Es tan orgánico como el polvo del carboncillo, como el trazo diligente con el que bosqueja corazones y miradas; de suerte que oímos el tintineo de una sonrisa, el sabor de unas lágrimas y el tacto afectuoso o apasionado o desesperado o sensual de un abrazo interminable.
Lo que llega de su obra es el corazón; lo que revoluciona de su obra es la ebullición a la que lleva a nuestros sentidos, la sensualidad que se desprende del papel, la pureza siempre y la delicadeza en el trato. Su Arte es amable, plácido, sensual, tranquilo. Y por eso mismo conquista: porque nos endulza, nos engalana, nos arropa en un universo sensible como un corazón, suave como un útero. Y nos cambia de fuera adentro casi sin darnos cuenta, casi sin hacerse notar.
Eso es el fin de cualquier artista: plasmar un cambio de mundo, arrancar de la cotidianidad una revolución interior, y reflejar las luchas, y los logros, con una desvergüenza encantadora, con un arrebato sencillo.
El lápiz de Paco Seoane hace Dibujos de Realidad, traza Criaturas de Lápiz, y plasma su corazón en ellos. Y con el suyo, nuestras almas apoyadas en sus obras, nuestros sentidos abiertos por su magia.
Qué bello es el Arte y qué bien nos hace. Y cuánto bien nos regala cuando alguien como Paco Seoane lo encarna.
Clint Eastwood. Changeling. End Titles.