Gentle On My Mind. Madeleine Peyroux.
Paseando por mi mente te encontré. Un detalle, un olor. Eso fue lo que hizo falta para traerte de nuevo a mi vida.
Eras fácil, suave y sorprendente. Eras de sonrisas, lo recuerdo bien. Y de manos ávidas y aspavientos. Y tu voz de locomotora llenaba todo de palabras desbocadas, desbordadas, cargadas de intenciones.
Qué dulce me es recordarte.
Tus ojos de luna llena y esa nariz algo sobresaliente. Y la espesura de tus cejas y ese parpadeo rápido, ávido.
Nuestras conversaciones, nuestras tardes de amor. Contigo todo era más, hasta demasiado. Y eso estaba bien. No sé porqué llegué a pensar que no te quería más.
Porque te quise. Créeme. A mi manera mareada. Y ahora descubro que aún te quiero.
En el recuerdo me doy cuenta de cuánto.
Tu boca, tus manos. Y las rodillas donde reposaba mi cabeza a veces y donde dejaba escondidos besos para después.
Cuando me esperabas detrás del sofá y me sorprendías día sí y día también, entre la bruma de la tarde y el cansancio de las horas que parecían no tener fin. Yo te veía en el reflejo del espejo, pero nunca te dije nada para no desairarte.
Sonrío al recordarte.
No sé cuándo todo se rompió. Por mi parte, claro. Perdóname, era el temor. El miedo al riesgo, porque eso es lo que eras para mí: una aventura enorme, una apuesta insegura. Y te dejé ir. Y me equivoqué.
Y ahora te vuelvo a encontrar en los vericuetos de la mente, en el paraíso absurdo del recuerdo.
¿Me querrás volver a ver?
Te he buscado en Google. Todos salimos. Y he intentado saber si estás con alguien o si la soledad que te infligí sigue tan empeñada en tu vida como en la mía.
¿Desearás saber de mí otra vez?
En el recuerdo sigues sonriéndome y siendo suave y volátil, con la facilidad de lo que debe ser y la suavidad de lo esperado. Y una esperanza anida en mi corazón.
¿Aún podrás quererme como te quiero a ti?