Una sombra que se mueve. Los límites están borrosos. Amplia y seductora sombra que huele a ti.
Por tu olor te veo. Y te veo por la forma de tu sombra, hermosa y acariciante como un poema.
Por tus rimas te veo. Y te veo por el susurro de tu respiración, que ocupa medio siglo de aire y lo devuelve con sabor a besos.
Por tu sabor te veo. Y te veo cuando acercas tu pelo que brilla y tu piel de melocotón, rosada y suave.
Por tu tacto te veo. Y te veo en tus labios sedosos, en tu caricia ansiosa y en un abrazo que es como llegar a un nuevo mundo, un mundo nuevo que se llama como tú.
Y me pongo las gafas para verte. Y los límites borrosos se resumen en los rasgos de tu cara. Y te veo junto a mí, enorme como un universo, con la mirada risueña y las manos delicadas y el torso hacendoso por acercarse a mí.
Y sonrío al verte. Y sonrío al sentirte.
Y abro los brazos para darte la bienvenida.
Un nuevo día. Un nuevo yo.
Y tú.