Detén el flujo de pensamientos que hacen daño. Detén el odio que sentimos hacia nosotros mismos y que hace tanto daño. Que logra que torpedeemos lo que somos y lo que podemos alcanzar con aquello que realmente somos. Deja de pensar en todo lo que no eres y comienza a celebrar, porque sí y porque no queda más, la maravilla que eres y el gozo que da ser poseedor de tamaños dones y gracias. Y así salir libres del odio que nos oscurece y ser verdaderamente libres.