Ya sé qué difícil es morir de amor. Pero nada muere de amor, frágil corazón, salvo quizá tú.
Poco a poco. Tu muerte es lenta e imparable, como el viento que se lo lleva todo, frágil corazón, hasta los recuerdos de la memoria.
Todo es lento. El amor que se inflama, el amor que se descama y la piel que, enrojecida, queda expuesta a la intemperie. Frágil corazón así es la vida, la tuya y la mía.
Has querido. Lo has querido todo: su laxitud, su brevedad, su indecencia. Pero el amor es algo más, frágil corazón, que tus sueños; es algo más que tus anhelos.
Y ahora eres un juguete roto.
Frágil corazón.