11 de septiembre de 2001: acababa de comer y estaba viendo, como muchos españoles, el telediario, mientras disfrutaba de mis vacaciones.
Todo fue en vivo, como un espectáculo dantesco. Cierro los ojos y aún puedo verlo, y los sentimientos que me produjo. Ver una de mis ciudades favoritas, saber que había yo mismo estado allí hacía un año, y todo el dolor y la destrucción que la locura humana, el fanatismo (ese que tanto habita entre nosotros mismos estos días y que nos lleva a no pensar y a dividirnos en posturas encontradas en vez de acercarnos) podían crear…
¿Para qué? Cuando vemos estas imágenes, cuando sufrimos por el dolor ajeno y que se hace también nuestro, nosotros, españoles que sabemos lo que es sufrir por la irracionalidad, cuyo siglo XX se fue en masacres continuadas, en dolor renacido, nunca olvidado, en rencores que sólo generar más odio y más separación y menos comprensión y menos ganas de lograr un entendimiento….
¿Qué ha conseguido Al Qaeda? ¿Qué ha conseguido ETA? ¿Qué han conseguido todos los ismos, las facciones, las diferencias? Sembrar más odio, más destrucción, más sinsabores; cosechar hambre, huracanes, sequía y muerte.
Todas las decisiones posteriores han sido un error, porque nacieron de un infierno. Puede que sea hora ya de asumir y reparar de verdad las heridas que todos tenemos. Medio siglo de dolor con ETA, diez años tras el 11 de septiembre.
Y nada es lo mismo, pero todo sigue igual.
Y nada se detiene. Nueva York es otra, y es maravillosa. Como también lo es Madrid y Londres, y cada una de las ciudades, grandes o pequeñas, todos los países grandes o pequeños, que han sufrido la herida de la tortura y la lacra del terrorismo.
I Love New York.
I love New York too…and … I love You… and…I love.