a C.H.A.
Si pudiera decirte lo que no te dije por falta de tiempo.
Si el tiempo se detuviese ese instante en que nos vimos.
Si al verte hubiese sabido abrazarte mejor, consolarte mejor, hacerte sentir que te quería.
Si hubieses sentido el amor que te tenía a pesar de que no te lo decía.
Si te hubiese dicho que te admiraba, que te quería, que deseaba protegerte de todo lo malo que hay fuera, de todo lo oscuro que escondemos.
Si no te hubiese desprotegido yéndome inconsciente, quizá aún estarías junto a mí.
Quizá aún nos reiríamos con risa floja y cansada.
Quizá aún me regañarías por lo bajo, o dejarías de preguntarme para no cansarme, o me dejarías dormir para no molestarme.
Si hubiese sabido que te irías así, de repente, qué no hubiese intentado.
Si hubiese sabido que ya no nos quedaba tiempo, hubiese hecho tiempo para estar contigo.
Pero ya está todo hecho, ya está todo dicho, ya está todo sentido, ya está todo ido.
Y aunque me queda mucho por darte, mucho por quererte, mucho por consolarte, ya no estás, y sólo un pensamiento me viene a la mente: Y si…
Y si estuvieses aquí todo seguiría igual: los malentendidos, las medias verdades, el cariño sincero, el silencio que habla mil idiomas, la caricia muda y ese cuidado que nos dimos, tú de pequeño, yo de mayor, y uno de esos raros regalos de la vida: el estar siempre juntos, siempre, hasta en la distancia de la muerte.
Si todo fuese imperfecto la vida, nuestra vida, hubiese sido otra.
Pero ha sido la que fue y siempre resonará en el recuerdo sin tener que mirar atrás.
Y si fuese otra, no sería lo que fue. Y fue perfecta, porque estuvimos juntos, como fuese, revueltos y separados, unidos en la distancia, en la admiración, en el cariño.
Y en la vida y en la muerte.
Por siempre.