Descifrando latidos es el último poemario publicado hasta ahora por Santiago Alonso. Un hombre que aúna atractivo con una mente alerta, en constante actividad creativa (actor, director de teatro y poeta, activista social e ingeniero informático) y un alma transparente, que fluye a través de sus dedos y puebla de sentimientos, sentidos, color y realidad cada uno de los poemas que engalanan este libro.
Descifrando latidos es un poemario. Por sus páginas planea todo lo que el autor, el poeta, quiere transmitirnos: su ideario de vida, sus sentimientos a flor de piel, las lecciones vitales que aprendemos, los olvidos y los dolores, con especial delicadeza y cierto sentido trascendente, que los hace únicos e imperecederos. Consta de dos partes que bien pudieran ser publicadas separadamente: Latidos, en el que vierte la sabiduría aprendida en las calles de ida y vuelta de la vida, y Corazonadas, donde se hallan los poemas en los que se retrata con gran sensibilidad y economía de lenguaje.
Santiago Alonso tiene ritmo, una rima musical que yo creía perdida en las modernidades del tiempo ido y que es un placer encontrar de nuevo; es incisivo y cariñoso, profundo y sin embargo volátil; sensual; retrata los sentimientos con sentidos y consigue trascender, en versos a veces extáticos y videntes, la mera carcasa humana: toda experiencia vital es una lección única que no nos exime del error, pero que nos hace más grandes en la fragilidad, más nosotros mismos en cada latido del corazón.
Lo que hay en Descifrando latidos es un corazón que late, al que no le importa equivocarse ni desnudarse. Está lleno de una voz aterciopelada, segura y profunda, que nos habla a veces en susurros, y que nos regala la libertad: de amar, de ser amado; de olvidar y ser olvidado; de vencer nuestros miedos y seguir adelante; de abandonar el pasado y abrazar el presente, y que nos invita a vivir siempre y por encima de todo, por nosotros y con nosotros mismos, con el amor como santo y seña, bandera frágil pero única ondeando en el océano de la realidad.
Y me ha recordado lo importante que ha sido siempre la poesía en mi vida. Y que tenía algo abandonada. Sus versos claros, su musicalidad de seda y de caricia y su desnudez sin vergüenza: soplo de aire fresco en la cotidianidad que nos rodea, y en la que olvidamos, muchas veces, la belleza que se esconde en cada latido y la bondad que guía a cada corazonada.