No me equivoco/ Ain’t Misbehavin’

El mar interior/ The sea inside

Ain’t Misbehavin’. Rod Stewart.

   Me preguntan qué me pasa.

   Que me escondo en casa, que no salgo como antes, que hasta me notan distinto.

   Me dicen si estoy malo. Si me duele algo, si me siento mal.

   Se acercan con sigilo, como si temiesen molestarme. Y me abrazan en silencio mostrándome un apoyo que me sorprende.

   Sólo porque quiero quedarme en casa, no salir hasta las tantas, no hablar con gente nueva, no jugar al gato y al ratón, esas reglas cansinas de la atracción y el gusto.

   Me preguntan si estoy cansado, si no tengo apetito o si me falta algo. Porque me ven como raro, caminando sin pisar el suelo, con la mente en las nubes y el corazón encerrado en un puño de cristal.

   Voy a mi aire, no quiero hablar con nadie, no quiero reír por reír ni charlar por charlar. La vanidad la dejo tras la puerta cerrada; el amor, tras labios sellados; el calor, tras los muros de mi corazón.

   Intentan que conozca gente maja, que será maja, pero no me apetece.

   Pretenden que los acompañe, que los escuche, que los aconseje. Me aconsejan que me deje aconsejar. Y yo sólo sonrío y parezco un loco desconcertado.

   Qué maravilla.

   Sin embargo, no digo lo que ocurre en mi corazón. No muestro que me arrulla por las noches, y que esta soledad impuesta no es tal.

   No saben que tras mi negativa a vivir vivo más que nunca, porque tu amor me espera todas las noches en casa; todas las noches en mi cuarto, escondiéndote de la vida de los demás para compartir la mía al completo.

   No me equivoco tomándome la vida con calma, saliendo menos, bebiendo poco, yendo a correr, peinándome el pelo, perfumándome y sintiéndome guapo. Porque tu amor se halla en mi corazón y me guía, día a día, hacia la felicidad.

   Me preguntan qué me ocurre. Y yo quiero decirles lo que parece obvio: que estoy enamorado de ti. De ti que eres mi hogar, mi soledad sonora y mi compañía.

   Me dicen si estoy malo. Y lo que estoy es enfermo de amor. De amor por ti. Y nada parece más maravilloso ni resulta más fácil que salir en tu busca cada noche y quedarme dormido en el abrazo de tu nombre.

   He adelgazado. Visto mejor. Me preocupo por ser educado, por ayudar a los demás, por ser amistoso y amable. Y mis amigos me miran raro y me toman la tensión y piensan que tengo fiebre.

   Pero lo que tengo es el virus de tu amor por todo mi cuerpo, que brota en mi sudor y en mi sonrisa, en cada gesto y en cada palabra.

   Y no me equivoco cuando me digo que el amor obra milagros, milagros como el tuyo en mí. Y que la vida puede ser así, una autopista sin curvas ni peajes, un océano de espejos y reflejos.

   Me preguntan qué me pasa. Y se extrañan verme sonreír.

   ¿No es maravilloso?

   ¿Qué me va a pasar?

   Que estoy enamorado. Muy enamorado. De ti.

   Y no, no me equivoco.

   Qué felicidad.