Quizá no haya músico, cantautor, de la talla del mexicano Armando Manzanero (México, qué gigante de Arte, qué país). No es Juan Gabriel (grandísimo), es algo más. Armando Manzanero llevó el amor, la seducción y el desamor a cotas elevadas, aquellas que el idioma español (riquísimo) sólo sabe hacer.
El mundo es ahora más pequeño por su ausencia, Maestro, pero nos ha dejado un legajo de canciones, de recuerdos vivos, de excelsa música que susurra al corazón, que habla directamente al alma.
Proponga usted, que siempre estaremos dispuestos a caminar por el sendero que nos muestre, lleno de amor.
Que le vaya bonito, Maestro.