@RalfPascual
Te veo. No puedo dejar de hacerlo. Cada pincelada de tu pelo, cada movimiento de tu cuerpo, cada poro de tu piel.
Te veo. Eres como el terciopelo, rodando suave por mi corazón, acariciando cada latido. Andante, andante, me lleno de ti.
Quiero gritarte. Quiero besarte. Sentir esos labios suaves, encender un deseo tranquilo que acabe, andante, andante, en un chorro de ardor.
No hables. No ahora. Ven. Acércate. Déjame abrazarte. Y tócame. Siente mi cuerpo como yo sentiré el tuyo, y emitamos un canción que, andante, andante, nos llevará a la pasión.
A veces sólo necesitamos eso: la caricia presta, la escucha, la palabra dicha, el mohín perfecto, para escalar en el corazón y hundirnos, enormes, en él.
Así lo has hecho con el mío. Déjame morderte el tuyo, de a poquito, hasta que las cosquillas te lleven a abrazarme, andante, andante, hasta terminar llenos tú de mí, yo de ti.
Seamos música y atardecer; seamos poema y carrera. Seamos viento y tierra sólida. Seamos un sueño y una realidad fugaz, como el verano que corre, como la sangre que late entre los dos.
Hay luciérnagas en tu mirada y gaviotas en el cielo. El mar estalla a nuestros pies. Y me vuelvo arena entre tus dedos, me siento espuma entre tus labios. Y andante, andante, me hundo en ti hasta desaparecer en tu piel, hasta ser uno contigo, hasta ser yo mismo contigo dentro.
Mañana ya se verá. Mañana será otro día. Por ahora, andante, andante, hagamos de la noche un encuentro de amor.
Bellísimo!! 🙂
Muchísimas gracias!!