Nada más maravilloso que el retrato contenido del dolor, esbozar el siempre difícil dibujo del silencio. Brokeback Mountain tiene en sus venas esa misma mezcla, ese poder hipnótico de lo que no se dice, no se cuenta, pero se siente. Manchester en el mar lleva, en su oleaje, la vida que desea olvidar, que se mantiene en suspenso, que no sabe adónde ir. Dura, mágica, azul y blanca. Hipnótica. Llena de silencio. Y corazón.