Sabes que no me gusta repetir lo que digo. Soy de una pieza, es decir de una palabra. Cuando la esculpo la cumplo. Cuando la digo no la retiro. Y sin embargo, por ti hago una excepción que me llena de mundo y me hace enorme como un océano sin nombre.
Pregúntame otra vez. Toma mi mano y llévala al corazón y suspira cada palabra que hemos compartido esta noche callada. Toma mi corazón, abierto por ti, y, en tu boca, llena de besos cada una de sus fibras y hazle decir, otra vez, lo que le da vida, lo que le mantiene feliz.
Tú eres lo único que mueve mi mundo. Haces girar cada uno de mis latidos, y te siento en la yema de los dedos, en la cumbre de mi piel.
Tú eres lo único que me hace sentir vivo, lo único que me importa tras esta noche mágica, tras este día de amor.
Así que pregúntame otra vez si te amo. Si te lleno de besos, si te abrazo hasta que el cielo se apague. Pregúntame si podría estar contigo toda la vida, y más allá, o más acá, en la orilla de la playa y en la falda del bosque de tus ojos. Pregúntame si estaba vivo antes de conocerte y si necesito mil palabras para saber que te quiero.
Pregúntamelo aquí, al borde del abismo. Aquí, en medio de la plaza mayor. Llena de niños y de adultos, de abuelos y de madres, y de sobrinos y primos y amigos y enemigos sin nombre. Por favor, pregúntame otra vez si te amo.
Y yo lo gritaré con la ayuda de todos los vientos, con el arrullo de cada canción.
Pregúntame otra vez si te quiero y yo te responderé cada vez, una y otra vez, que te amo. Con el corazón y la cabeza y los dedos y los abrazos. Una y otra vez, cada vez que lo dudes hasta que no lo olvides, hasta que lo hayes seguro. Con la sonrisa dispuesta, con los brazos abiertos. Y siempre, siempre con el corazón lleno de verdad.
Así que pregúntame otra vez. Y mil veces más te contestaré con el corazón: Sí, amor, te quiero.