Aire entre los dos.
Y una discreta descarga eléctrica.
Miradas que hablan sin decir nada.
Silencio entre los dos.
Y un discreto roce de los labios.
La tarde corre, corren los días.
Todo parece lo mismo, pero evoluciona. Cambios mínimos, imperceptibles.
Y una sonrisa cálida.
Paseo por la playa cálida.
Tú y yo.
Entre los dos no hay anda y lo hay todo. Como en una historia inacabada.
Y tus pupilas pálidas y mis manos ávidas.
Hasta que nada nos separa más que nuestro amor.
Y se deshace el espacio entre los dos. Y los labios se encuentran y una chispa de energía nace de nuestro encuentro y llega a nuestro corazón. Uno solo. Un latido y la misma emoción.
– Te amo.
Digo.
Y todo vuelve a empezar.
Entre los dos sólo hay un comienzo y una eterna evolución.