España ha perdido a otro gran artista. España y Latinoamérica y el mundo, en realidad. Músico, compositor, letrita, el mundo desde los años sesenta hasta hoy ha tenido en las canciones de Juan Carlos Calderón a uno de sus mejores retratistas, sensual, tierno, feroz e íntimo.
En un período de gran carestía artísitca, en el que el talento se esconde detrás de arreglos electrónicos y falta de ideas, da dolor ver cómo nos olvidamos de aquellos que han hecho un poco más especial la historia de nuestras vidas y le han dado forma, matiz y melodía.
Tómame o déjame… Hasta pronto, maestro Calderón.
Pone la carne de gallina. ¡Cuánto talento!
¡Sin duda!