Ya no sé lo que hacer para que te des cuenta de lo que te quiero.
Te sientas ahí y haces que no me ves. Y me hablas y me dices cosas odiosas: que amas, que te aman; que te desean, que deseas. Y no te preocupas de mí, de lo que pueda sentir o hacer.
Y yo me quedo en silencio oyéndote y sabiendo que la mitad de lo que dices es cierto y la otra mitad es un empeño en que me olvide de ti.
Pero, ¿cómo podría? Si a nadie amo como te amo a ti. Si a nadie deseo tan bien como a ti. Si de tanto que suspiro el viento sale de mi boca buscando tus labios.
Y tu corazón helado se hace el ciego y no siente las caricias con que intento derretirlo y los mimos que le harían feliz.
Nadie te quiere como yo; nadie aceptaría cada una de las palabras de tu boca ni el latido de tu corazón helado como yo. Pero pasas de mí buscando sueños imposibles, tras mariposas que brillan como tú, fugaces, en medio de la noche.
Pero cuando te despiertas a media mañana, con sabor a alcohol pasado y a deseos apagados, ¿por quién preguntas? Cuando el silencio puede más que todo el ruido que te rodea, ¿a quién buscas?
Y sin embargo tu corazón helado juega conmigo como un juguete roto. Me enseñas tus labios, la morbidez de tus hombros y un mohín que deshace mi propio corazón, hecho de agua líquida que se evapora fácilmente.
Corazón helado, he intentado todo lo que se me ha ocurrido. Te he socorrido todo lo que he podido. Y no me entiendes o no me quieres entender. Ni el arrullo de la siesta, ni el calor que sale de mí por ti consigue derretir tu corazón helado.
¿Y qué más puedo hacer? Lágrimas resbalan por mis mejillas. Los latidos de mi corazón apenas arañan mi pecho. Y tú sigues sin mirarme, sin darte cuenta, sin quererme.
¡Oh, corazón helado, eres cruel! Y te gusta serlo. Y yo ya no quiero ser más tu marioneta.
Pero te quiero, te quiero hasta la enfermedad. Y ni aún así he conseguido derretir ni un poco el frío de tu corazón helado.
Y aunque mi corazón me diga lo contrario, sé que debo irme. Por mí. Y por ti.
No sé qué será de ti, y no quiero pensarlo. Porque amarte me detendría y por amarte me haría aún más daño.
Adiós, corazón helado. Me muero por tenerte, pero más muero a tu lado.
me encanto, es muy triste y sincero a la vez, creo que nunca estuve en una situacion asi, sino me podria dar algo. feliz dia
Gracias. La situación es dura, sin duda. Pero de todo se sale, con más o menos heridas, pero se sale bien. Un abrazo.