En la inmensa soledad de la noche, lleno de sueño y cansancio, pero incapaz de dormir, me asomo al cielo enorme y veo un mar cuajado de estrellas.
Quisiera dibujarte con ellas; quisiera hacer de ellas tu nombre.
Un cuerpo, una sombra; una compañía, calor, mudez y cariño.
Pero sólo recibo un frío fulgor, reflejado en la ventana, caído en mi corazón.
Y no duerno. Y sueño contigo.
Buscándote, anhelándote. Sabiéndome solo.
Contando estrellas, hasta el infinito.