El poemario de Lluis Mosquera

Arte/ Art, El día a día/ The days we're living, Libros que he leído/ Books I have read, Literatura/Literature

 

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Mi poemario debería estar en  todas las casas de Lluis Mosquera es una delicia editada por Ediciones Hidroavión, que tiende a publicar pequeñas maravillas.

Joven y profundo y ligero (ahora lo llaman intenso, que viene a ser lo mismo: joven y profundo y ligero son sinónimos), en las páginas escritas por Lluis Mosquera de verso real, ironía impúdica y prosodia veterana (escondido en la aparente superficialidad, nos damos cuenta que el autor es un poeta verdadero) hay mucho de sí mismo, y no hay nada, pero nada que atrape más que ese desnudo integral de un alma que sólo quiere crear para ser ella misma.

Hay versos juveniles, llenos de gracia; hay un esfuerzo verídico por acercar el acto poético al lector no habituado a la poesía, que quizá lea el poemario por afinidad hacia el autor, por simpatía o por curiosidad. Para mí, esto le añade levedad a lo escrito y mordacidad al estilo, que el autor no necesita pero quizá los tiempos actuales de alejamiento de la lectura e imposición de lo visual, sí.

Hay versos de una profundidad desarmante, lejos de prosopopeya y afectación,  que llegan directos al corazón. Lluis Mosquera no se esconde; es abierto, franco, se ofrece literalmente desnudo entre unas páginas que son su corazón y su sueño y su día a día. Magnético, sensual y áspero, los poemas de Lluis Mosquera atrapan por su ritmo (tiene verso en las venas este joven poeta) tanto por su claridad, no le hace daño ser mordiente ni le afecta ser locuaz. No busca metáforas (o no como las buscaría yo); le son innecesarias: nos narra un día a día duro y hermoso, pero sobre todo libre. Quizá el concepto del primer poemario de Lluis Mosquera sea ese: soy yo, soy así, soy libre y así escribo y aquí estoy.

Poesía del siglo XXI cimentada (como la de Jordi Tello, por ejemplo) por la gran tradición literaria española. Cuando Lluis Mosquera pierde el miedo de sí mismo y da rienda suelta a su verdadero espíritu, su poesía deja de ser urbana y se acerca a lo divino, a lo íntimo, a todo aquello que late en nuestro interior y nos hace reír, llorar, abrazar y desear que nunca nada de lo bueno se acabe.

Su poemario debería estar en todas las casas, sin duda. Y más los que, de seguro, estarán por venir.

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©Ricky Merino

No respires/ Don’t Breath.

Arte/ Art, Lo que he visto/ What I've seen

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La Navidad de Ricky/ Ricky’s Christmas.

Arte/ Art, El día a día/ The days we're living

   Freixenet, con la que hemos celebrado tantas alegrías, busca estas Navidades llegar más cerca de nuestros corazones lanzando una campaña para poder elegir qué anuncio hecho con la creatividad de cualquiera de nosotros, puede formar parte de su siempre esperada felicitación navideña.

   Ricky Merino es un joven comunicador que vive el día a día de nuestra sociedad, dura e imparable, y que intenta abrirse paso con valentía y mucho corazón, en el siempre difícil mundo de la Creatividad. Y lo hace concursando con un spot navideño para la campaña de Freixenet 2012 que pido desde aquí sea visto y sea votado, si os gusta tanto como a mí.

   Muchos merecen una oportunidad para vivir sus sueños, y Ricky Merino es uno de ellos. Es tal cual se muestra en el vídeo: encantador, bullanguero, tierno, educado y dedicado, un ejemplo real de las jóvenes generaciones que están sufriendo, quizá más que nadie, en estos tiempos tan duros. Y que es capaz de ver hacia el futuro con una sonrisa y, sobre todo o más que todo, con un soplo de esperanza.

   Así es la Navidad de Ricky: lista para brillar. Y así esperamos que sea a través de nuestro apoyo, si llega hasta el final en esta carrera junto a Freixenet.

   ¡Ah! Por cierto: Muchas Gracias de su parte. Y de la mía, sin duda.

Despertando…/ Waking Bruno Up…

El día a día/ The days we're living, Música/ Music

   La piel que clarea la luz en la ventana. El suave ronroneo de las sábanas al ser rozadas por un cuerpo perezoso. El aire que envuelve al amor. Un susurro en el oído, una caricia imperceptible que arrulla al amante. Un deseo que se reprime y que se escapa por los dedos. Y llega a la boca. La boca que pronuncia el nombre que todo lo contiene: el momento vivido, la mañana, el amor. Y los ojos se abren y es de terciopelo la mirada, que se posa en el sueño abandonado y se adapta al nuevo día.

   Por unos instantes sólo son dos. El mundo se detiene y no existe el allá afuera. Todo se halla metido en una habitación llena de luz, en la que los amantes se descubren recién despiertos y se sonríen como si fuese la primera vez. Y cada mañana tiene la magia de la primera vez.

   El cuerpo se despereza y se transforma. Sonríe y juguetea con las sábanas que lo cubren. Y se desnuda y abre el corazón lleno de besos. Y se dicen y se aman. Y todo vuelve a empezar.

   El mundo espera fuera, con el día entrando a borbotones por la ventana abierta. Pero no importa. No todavía.

Ricky Merino  y Bruno Santos