¿Qué nos va a pasar? Vivir hacia adelante

Arte/ Art, El día a día/ The days we're living, Libros que he leído/ Books I have read

Hay algo incómodo en Marc, el protagonista de la novela de Jorge Bastante publicada mimosamente por Ediciones Kabo&Bero.

Marc es muchas cosas: es hombre, novio, hijo, amigo. Pero también es un ser que piensa, y mucho. Que navega en el eterno fluir del tiempo, del pasado al futuro en un continuo perpetuo; el presente no es más para él que una evocación constante de un error vivido o de unas consecuencias por esperar.

¿Qué nos va a pasar? Es una novela contemporánea. Es decir, lleva el ritmo de nuestros días. No hay nada en ella que no refleje la realidad de lo que vivimos, y sobre todo de cómo vivimos, en estos momentos. Jorge Bastante retrata, a través de Marc, a un hombre que pudo tenerlo todo a ojos de quienes le rodean y no lo ha conseguido, pero a la vez a un hombre que se mira a sí mismo con poco aprecio, o más bien que no sabe apreciar lo que realmente es, y en ese juego de desenfoque, búsqueda de la perfección y arrepentimiento constante navega a diario.

Pero también es una novela de lucha. Por la identidad individual, por nuestro puesto en la familia, en el grupo de amigos y en el amor al Otro, que no a nosotros mismos. Hay algo en Marc que le hace renegar de sí mismo casi tantas veces como motivo de orgullo tendría por su vida, que no es ni más brillante de lo que soñó ni tan terrible como la piensa.

¿Qué nos va a pasar? navega todo el tiempo en un inquietante presente que fluye siempre hacia el futuro, que lo ancla en una perpetua pregunta sobre lo que vendrá. No hay verano, ni la lucha interfamiliar por la libertad y el sojuzgar; no hay reencuentro de amigos ni degustación de antiguas vivencias. Lo que hay en ¿Qué nos va a pasar? es una constante angustia por lo que vendrá. Marc vive en un perpetuo estado de reacción que le impide desprenderse de su yo antiguo, que le lastra, y sobre todo, disfrutar del inmenso placer que nos regala cada día el día a día.

Todo en el universo de Marc nos es conocido: un ambiente familiar agobiante, en el que se juega el perpetuo baile de poderes y contrapoderes; un ambiente fraternal en el que flota el aire de la nostalgia por un tiempo ido y el choque con las consecuencias de ese pasado: nadie es lo que una vez quiso, o casi nadie; y el amor, que se extiende como una aroma que va desde lo físico a lo inmaterial del recuerdo y la distancia. Todos somos, o hemos sido, y sin duda seremos alguna vez, Marc.

Pero lo que ¿Qué nos va a pasar? esconde, y se palpa de forma continua, es la angustia. Jorge Bastante retrata en Marc ese rasgo imperante, característico y casi definitorio de nuestra sociedad. La perpetua preocupación por lo que será congela nuestro pensamiento e impide que el corazón lata con fuerza en busca de vivir, así en grande y en pequeño, cada día en su plenitud, cada momento como si fuese el último.

No sabemos vivir el presente, no paladeamos la belleza de lo que está aquí y ahora a nuestro alrededor. Enganchados por mil cadenas al pasado, nuestro pensamiento y nuestro ánimo se aboca a una contemplación del futuro que nos parece aterradora, y por lo tanto, llena de sorpresas desagradables y que tendrán, seguramente, un amargo final.

En ¿Qué nos va a pasar? contemplamos cómo Marc lleva en su mente esa difícil carga, y esa ceguera entorpece su presente, lo carga de una culpabilidad y de un peso que en realidad no posee, y le impiden paladear la vida, la suya que sin ser ideal es tan perfecta como la de cualquiera de nosotros, en plenitud.

Nuestra sociedad quizá haya perdido su Ítaca, su referencia, su lugar de destino, su valoración propia y su magnanimidad. Somos presos de nuestros anhelos, de nuestros tropiezos y de nuestra búsqueda de la perfección. Y arrastramos esos grilletes lamentándonos, pero sin querer desprendernos de ellos, porque pensamos, erróneamente, que nos justifican y definen nuestra historia de vida, nuestra personalidad.

En ¿Qué nos va a pasar? Jorge Bastante retrata la perpetua angustia de nuestra sociedad, ese estado de alerta continua, ese lamento sordo y que pasa desapercibido y que nos hace tanto daño. Y lo hace con delicadez, casi con ternura, con mano firme y siempre, siempre con un inmenso cariño a cada personaje, haciendo de Marc el retrato-eje, el anhelo-respuesta, y la esperanza.