En 1993 un grupo grunge consiguió con su voz desgarrada, su melodía sencilla, sus rimas marcadas, dibujar el grito de una generación que, como todas, no entendía qué ocurría en el mundo y que deseaba escapar de esa realidad para formar un mundo mejor. Ese mundo no existe ni ha existido nunca. Ahora, la realidad virtual hace que nos encerremos en ese hiperrealismo de fantasía, que nos detengamos en un universo que sólo garantiza un placer tan lejos del sufrimiento que nos aliena y nos aleja de la vida vivida, que se palpa, se huele, se goza y se sufre.
Me gustaría decirle a esos nuevos compañeros que se asoman al acantilado de la vida que nada ha cambiado ni nada cambiará, salvo nuestra percepción de lo que debemos aprender y olvidar, aceptar y mejorar. Que otros ha estado en esa misma incertidumbre, que todavía permanecen hechizados en esa extrañeza, y que nada hay nuevo bajo el sol, salvo la energía para seguir adelante y dejar lo malo atrás.
4 Non Blondes transformó ese grito desesperado en un himno perenne lleno de energía que llega hasta hoy de la mano de muchas artistas, como P!nk o Lady Gaga, que comprenden esa verdad porque han crecido con ella y la transmiten en su porpio estilo, con su propio lenguaje y con la misma pasión que Linda Perry o Alanis Morrisette hace ya dos décadas.
Trying to get up that great big hill of hope
For a destination
That the world was made up of this brotherhood of man
For whatever that means
When I’m lying in bed just to get it all out
What’s in my head
And I, I am feeling a little peculiar
And I step outside
And I take a deep breath and I get real high
And I scream from the top of my lungs
What’s going on?
I said hey, what’s going on?
I said hey, what’s going on?
Oh, oh oh
I try all the time, in this institution
I pray…