Azul cobalto teñido de ocre. Bello cielo vestido de acuarela.
El pincel húmedo señala el lugar de los labios, carmín cremoso que se esparce por el lienzo.
Dulce caída de agua, destello que se desvanece como las estrellas al alba.
Siena descarnado, naranja y verde, pelo que cae en cascada líquida como la sangre de una herida. Corazón que late por ti.
Rosa pálido, blanco roto, esculpen mejillas suaves por donde los besos caen como lágrimas hacia el mentón de hielo.
Cierro los ojos y te pinto de memoria. Y cada pincelada es una caricia, una búsqueda de piel y de tactos que me llevan a ti.
Por eso pintarte y dibujarte me emociona: nos une al separarnos, suaviza las distancias y nos hace de carne y hueso.
Así pintado mi amor, aquí y ahora, se hace eterno y se hace verbo y se hace persona y deseo. Y se transforma en ti.
Qué felicidad.