– ¡Buenos días!
– Bsmsnlsñssñ-as.
El cabello revuelto, una barbita de varias horas, los ojos algo nublados todavía. Una camiseta con la costura descosida y un pantalón corto, caído y viejo.
El sol tímido por los cristales de la ventana y la cortina. Un viento suave en enero. Un nuevo día.
Toma un poco de zumo. Medio dormido, intenta beber un sorbo de café.
Yo lo miro moverse con sueño… ¡Qué guapo es! Y está conmigo.
– Te quiero.
Le digo, y le doy un sonoro beso en la mejilla y le abrazo fuerte.
– Msañosmsm- bién.
Qué felicidad.