2009: El año del Adiós/ 2009: The Year of Goodbye.

El día a día/ The days we're living, El mar interior/ The sea inside

Cuando pensamos en hacer un resumen, sea de un viaje, un año, una vida, saltan aquí y allá recuerdos vívidos y vividos; lamentos, errores; cambios queridos u obligados; aciertos, la mayoría inequívocamente asociados al Destino; ausencias, y la soledad asociada a ellas; ganancias y pérdidas.

A pesar de todo lo bueno que este año que acaba ha dejado, y la Salud es el mayor de los regalos y el eje central de mi vida, para mí 2009 ha sido el año del Adiós. No sólo dejaré tras de mí una década de mi vida, alocada, feliz tan en parte como la tristeza que ha generado; sino que he tenido que despedirme, muchas veces a disgusto, de buenos amigos que cambian de destino; de íntimos amigos que han decidido marcharse de mi vida sin siquiera un saludo o una palabra, y he tenido que ver minadas mis propias esperanzas de futuro, o más bien, de tan alocadas, verlas ajustadas al diario devenir.

He tenido encuentros maravillosos; seres que espero anclen en mi vida el tiempo que necesiten; alegrías que reverberan; viajes increíbles a lugares de ensueño; revisitación de muchos sentimientos sentidos una vez y que creía aniquilados, hechos cenizas de tiempo transcurrido. El tiempo se ha colado por entre mis palmas con esa facilidad líquida que le es tan característica; los días se han sucedido en una misma masa informe, llena de aristas y de médanos por escalar; entro en mi memoria y me asombra no encontrar, como en el cerebro de un ordenador, carpetas definidas de lugares y hechos y sentimientos vividos, sino un solo bloque, un único cuerpo que parece absorber todos los golpes, todas las alegrías y todos los acontecimientos de la vida con suprema facilidad, o con única fatalidad. Me encantaría encontrar un hilo conductor que me ayudase a dilucidar los entresijos de cada uno de esos hechos, de esos sentimientos sentidos, de esos latidos de corazón perdidos ahora de su inmediatez, desnudos de esa calidad de únicos que una vez tuvieron; Teseo que logra sortear al Minotauro que le corroe en su interior. Pero no puedo. Ariadna se escabulle, ronroneando al compás de un claro de luna; me es imposible disolver ese entresijo de mi yo vivido una vez y que ahora se observa a sí mismo lleno de perplejidad. Lo lamento, pero todo, absolutamente todo, pierde su nombre y sólo queda un vago recuerdo que atenaza la garganta, que escuece los ojos y aprisiona al corazón.

Y 2009 es el año del Adiós. Porque todo lo que una vez fue importante ya no lo es; porque todo aquello que había en mi vida de único nunca lo fue y ya no está. Y qué bien que ya no esté. Y miro hacia atrás y sólo veo las luces de un coche en marcha; el rastro de unas huellas en la tierra mojada; un abrazo en una noche de escarcha; un hueco vacío; una lucha perenne por mantenerse a flote; una batalla sin igual por no aburrirse más ni morir en el intento; unas vagas esperanzas que iluminan el frío polar de la última noche, noche que será como las otras, y que está aún por pasar.

A todos aquellos que han pasado por mi vida y que ya no están; a los seres que olvidé porque me han olvidado; a aquellos que se han ido y han vuelto una y otra vez; a los que nunca retornarán; a los que me importaron; a los que dejé, si es que he dejado a alguno… El año del Adiós.

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