Lo siento, he cambiado.

El mar interior/ The sea inside

Para Piernas de Alambre, que de tan cobarde se fue sin despedirse.

broken-heart-resized-and-jpeg-format1Quisiera decirte algo. Siéntate, por favor, quizá sea mejor así. No, no quiero que insistas por ahora, déjame hablar a mí… No, no será por mucho tiempo, es que tengo que irme… Sí, sé que es un poco raro que te haga sentar, te pida silencio y poco tiempo, pero es que me tengo que ir inmediatamente…Reconozco la incongruencia, y no, no me pasa nada. Bueno, no me pasa nada malo…Digo, es importante lo que tengo que decirte, pero sin mal rollo, ¿sabes? Que no es para tanto… O, bueno, no debería serlo…Aunque, contigo, nadie sabe… Puedes quedarte callado sin decir ni mu o te puedes poner a pegar gritos como un poseso. Oh sí, te conozco. Según el día o el momento, si te pilla de bajón o estás distraído, si no te importa o… Vale, tienes razón, que me voy por las ramas. Pero es que parecía más fácil antes, cuando no estabas aquí. El ensayo es que me había salido fenomenal, que hasta calladito estabas y todo y a mí me salían las palabras de corrido, como si recitara una lección muy sabida. Y es que debería ser así. Quiero decir lo de la lección sabida. Porque entre nosotros ya hay poco que aprender.

No pretendo que me entiendas. Miento: deseo que lo hagas. Como deseo muchas cosas que no siempre se pueden tener. Tu comprensión es una de tus facetas que más admiro, porque cuando quieres eres mejor que la Madre Teresa. ¡Oh!, no exagero…Qué vas a ser más feo que ella, no digas tonterías. Cuando te pones tonto no hay quien te aguante. Eso siempre me ha molestado. Porque eres repugnante. Picajoso e insistente como un niño pequeño y mimado, por añadidura. Te cierras a entendederas y de ahí no hay quien te saque, con lo cabezota que eres… Pero he de admitir que ha cabeza dura no hay quien te gane y que, gracias a eso, has conseguido muchas cosas, todas increíbles, incluso que yo te amase…Porque te he amado casi sin darme cuenta. Te colaste en mi vida despacito, como la lluvia tonta; y fuiste mi mejor amigo y mi mejor compañía; muchas veces la única que toleraba en esos días horribles. Horribles porque estaba solo, y no me gusta despertarme en medio de la nada sin nadie a quién acariciar. Y sin embargo allí estuviste tú: soportaste mis borracheras, que, total, de nada me servían, salvo para hacerme sentir más miserable. Y allí estuviste tú: por las noches al acostarme; al mediodía para el desayuno tardío; una buena sesión de gimnasio y un par de cañas de despedida. Allí estuviste tú siempre. Y eso es de agradecer, pero también es cansino.

No, no te preocupes que no tardo nada. Es que tampoco tengo tiempo. ¿Qué hora es? ¡Ah, sí, es verdad! ¿Te apetece picar algo? Pero, ¡qué digo!, si seguro acabas de comer… Pero un café sí, ¿no?

Por años hemos sido muy amigos y, durante una época,incluso algo más… Aún somos algo más, así, sin haberlo planeado. Porque te me metiste con tu sonrisa de dientes separados, con esa boca enorme de labios carnosos que sí, sabían a menta y a madera, y esa mirada de niño pequeño… A veces, después de haber estado un rato echado a tu lado, me preguntaba porqué me atraía ese olor extraño, por qué tu presencia, que nunca, nunca me ha atraído porque eres todo lo que yo no soy (y sabes que eso es algo que definitivamente no me gusta), encendía en mi interior esta mezcla de sentimientos contrapuestos, de deseos de agradarte, de complacerte… No lo sé. O sí que lo sé. Es que eres bueno. Una buena persona. Poco atractiva, casi nada más bien, aunque tienes tu punto; vamos, como que todo el mundo lo tiene, tampoco es plan… Tranquilo, tranquilo. No, no hemos quedado para ofenderte. De hecho, es lo último que quiero. Nunca he querido herirte, aunque a veces creo que no lo he logrado. Tampoco tú has sido muy bueno; no, quizá sólo has sido un poco egoísta. Y no es que esté mal, pero es que llegabas a ahogarme y eso me pone nervioso. Y sabes cómo me pongo cuando estoy nervioso. No soy yo mismo, o lo soy pero más desordenado, y eso es una locura. No me gusta perder los papeles. Y contigo no sólo los perdía, es que ni los encontraba. Y eso me eriza. Y me pone malo. Y me pongo tonto y hago memeces como decirte lo que no deberías oír, pero es que me desbordo de tanto contenerme, y mi ira acaba por salir enloquecida salpicándote todo el rato. Pues todos mis intentos han sido un fracaso. Y tampoco es cuestión de seguir así.

No, no te levantes, por favor. ¿Te es muy urgente ir al baño? Es que me queda poco y sé que, si me detengo, no tendré otra oportunidad de decirte lo que tengo que decirte y no quiero que pienses mal de mí. Ya sé que me quieres mucho y que eso no cambiará las cosas. Pero eso es mentira. Las cosas siempre cambian después de lo que te voy a decir, y me odiarás…No: me despreciarás primero y posteriormente me odiarás, lo tengo asumido. No me asusta, para nada. Yo ya he pasado por eso. Y sólo quiero que lo sepas. Quiero que lo sepas por mí y por nadie más. Así sólo yo seré el responsable. Si algo he aprendido de haber estado contigo es que soy capaz de asumir mis decisiones y de decírtelas. Eso es algo que me enorgullece. Y es que algo, algo, has dejado en mí.

¿Qué hora es ? Las cuatro y cinco… Sí, tengo que irme. Y me voy. Quiero decir, me voy. De aquí. De ti. De nosotros… Bueno, nunca hemos sido un nosotros, ¿verdad? Al menos yo… Sí, hemos pasado nuestros momentos, también en la cama. De hecho, ha sido casi un descubrimiento para mí… Pero es que no soy yo, ¿sabes? No… ¿Adónde vas? Para nada, para nada, siéntate. Que el que se va soy yo. No me mires con esa cara; si te pones a llorar ahora mismo, yo no podré seguir con esto… ¿Crees que me es fácil?

Llevo tiempo dándole vueltas… Sé que he estado más taciturno de lo habitual, lo que es casi imposible, lo sé. Pero tú también sabes a lo que me refiero… No conectamos, no servimos, no soy suficiente para ti… Tú te mereces alguien que te quiera de verdad, que te desee de verdad y que no sienta… ¿Por qué quieres que te lo diga? ¿Acaso te hará algo de bien que sea tan sincero? Está bien… ¡Huy! Qué difícil es esto… Alguien que no sienta pena por ti…

Pero te quiero, de verdad que te quiero. Si así no fuera, no estaría aquí diciéndote esto a la cara, ¿no crees? En eso he crecido, y gracias a ti, lo admito. Ahora soy capaz de irme con más tranquilidad, porque sé que me entiendes… Cada caricia me suponía un problema desde hace un tiempo. Cada encuentro no era más que una pasión fingida…. Ahora, ahora… Espera, espera, que me voy yo… No, no, quédate quieto… ¿No estarás llorando? Lo sabía… Te encanta una escena…

Sí, te estoy dejando.

¿Estás bien? Tienes mala cara… ¿Seguro que no quieres un poco de agua? ¿De verdad? El café no ha sido una buena idea, ¿verdad?…Pero quería verte en un lugar neutral, ya sabes, lejos de tus cosas y de las mías. No es que crea que vayas a lanzarlas por la ventana, pero quién sabe… Sí, estoy siendo un poco melodramático, pero es que te conozco. Hemos cometido muchos errores, y quizá ése ha sido de los peores. Compartir piso es como compartir el futuro, y yo siempre he sabido que eso ni tú ni yo lo tendríamos jamás… ¡No! No me interrumpas, por favor… ¿Dónde iba? ¡Ah, sí! El futuro… ¿Crees que eso es posible? Vaya tontería… Bueno, no me mires así, que tampoco es para tanto… Quiero decir… Bueno… Ya sabes que tú y yo…

No hay química, no hay nada. Hemos estado juntos porque…, bueno…, porque… No lo sé. Estaba de bajón, me sentía miserable: el trabajo, el amor, nada me servía. Y allí estabas tú, regalándote siempre y mirándome siempre con ojos de deseo… Y, bueno, que me esponjaba el ego saber que al menos a alguien tenía bajo mi embrujo, que sería capaz de hacer todo por mí… Hasta dejarse seducir una y otra vez, una y otra vez, hasta el final.

Me levanto, que tengo que irme… Para ya de llorar, por favor. Me gustaría habértelo dicho con más tacto. Pero me conoces y sabrías que te estaría mintiendo, como lo he hecho estos últimos meses, y eso sí que quería zanjarlo de una vez. Tú no te mereces que te engañe y yo me merezco algo mejor que esto… No es fácil decirle a alguien a quien quieres que hemos cambiado, pero es así. ¿Si hay alguien más? Puede. Pero puede que haya habido mucha gente entre esta decisión y tú y eso no tiene importancia. Porque el cambio ha sido mío, desde mi propio interior, desde las noches en vela y tu presencia a mi lado. Me has ayudado a recuperar al hombre fui y eso es algo que te he de agradecer mientras viva. Y por eso tenía que ser sincero contigo e irme.

Espero que sigamos siendo amigos… Pero procura no llamarme. Sabes que apenas contesto y no es plan de que suene y suene y no lo haga, ¿no te parece? Y sí, ya te diré adónde me mudo, porque, con esto del cambio de categoría y el entrenamiento pues aún no sé qué horarios manejaré de ahora en adelante. Ya te llamaré yo, si acaso, contándote los detalles…¿Qué hora me dijiste que era? Las cuatro y diez… Sí, tengo que irme… ¿Podrías invitarme al café? Ya sabes, por los viejos tiempos… Eso está bien…

Seguimos bien, ¿verdad? Seguro que sí… Lo veo en tu cara… Pero deja de llorar, ¿vale? Que yo no valgo la pena, no lo he valido nunca. Ni cuando estábamos juntos, ni antes de estarlo. Pero, gracias a ti, ahora soy capaz de ser más abierto y de enfrentarme a mis sentimientos casi sin miedos… Después de estar contigo he cambiado tan profundamente, que he sentido la necesidad de decirte que lo siento. Que lo siento, de verdad, porque he cambiado y soy otro. Otro. Que no quiere seguir a tu lado.

Así que…Adiós.

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